Características cognitivas y neurofisiológicas en ancianos sanos con factores de riesgo genético de Enfermedad de Alzheimer

  1. Rodriguez Rojo, Inmaculada Concepcion
Dirigida por:
  1. Fernando Maestú Unturbe Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 30 de noviembre de 2018

Tribunal:
  1. Manuel Martín Loeches Presidente
  2. Aurora Suengas Goenetxea Secretaria
  3. Miguel Calero Lara Vocal
  4. Diego Pinal Fernández Vocal
  5. César Venero Núñez Vocal
Departamento:
  1. Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia

Tipo: Tesis

Resumen

En la actualidad, uno de los temas de mayor interés consiste en la búsqueda de marcadores tempranos que permitan predecir la Enfermedad de Alzheimer (EA), tanto para el diagnóstico precoz, como para su prevención mediante la intervención farmacológica y/o la estimulación cognitiva. En este sentido, los factores de riesgo genético cobran especial protagonismo al contribuir en más de un 60% al desarrollo de esta enfermedad. Gracias a la búsqueda de genes candidatos, estudios de asociación del genoma completo, etc., se sabe que el ser portador del alelo ¿4 del gen de la apolipoproteína E (APOE ¿4) es el factor de riesgo genético más importante de la EA de origen tardío. Asimismo, se han descubierto polimorfismos genéticos de diversos genes (CLU, PICALM, CR1 o BDNF) que también parecen estar asociados con la enfermedad. Por otro lado, las pruebas de neuroimagen como la Magnetoencefalografía (MEG) están marcando el camino en la evaluación de la progresión de la EA en una etapa donde el daño neuronal ya ha ocurrido, pero donde aún no se ha manifestado la sintomatología clínica. Teniendo en cuenta esto, el principal objetivo del primer estudio consistió en explorar si existía un efecto diferencial entre portadores vs. no portadores de APOE ¿4 tras la administración de un programa de entrenamiento cognitivo (EC) en diferentes dominios (comprensión del lenguaje, funciones ejecutivas y memoria) en una muestra de ancianos cognitivamente intactos (CI). Los resultados revelaron que tras la aplicación del EC, los participantes obtuvieron beneficios en la comprensión de oraciones complejas (oraciones no canónicas y oraciones con dos proposiciones), un dominio que no fue directamente entrenado, aunque, dicho efecto, fue únicamente significativo para el grupo de no portadores de APOE ¿4. En el segundo estudio se examinó la posible contribución del polimorfismo genético Val66Met del gen BDNF sobre la aceleración del deterioro cognitivo en el envejecimiento en una muestra de mujeres ancianas CI. Se sabe que esta mutación puede afectar a la conectividad funcional (CF) especialmente en los portadores del alelo Met. Los resultados mostraron una reducción de la CF antero-posterior para la banda gamma en los Val/Met, lo que podría estar asociado con un probable deterioro de la red GABAérgica. En el tercer estudio se contempló el posible efecto acumulado de varios polimorfismos genéticos (CLU, PICALM y CR1) sobre la CF mediante el cálculo de una puntuación de riesgo genético (PRG), ya que parece mejorar el valor predictivo del riesgo de padecer EA. En este caso, se estudió la CF de 81 mujeres ancianas CI. Los resultados indicaron que cuanto mayor era la PRG, menor era la CF en las bandas delta, theta y beta 2. Estos resultados fueron particularmente significativos en algunas regiones del cerebro vulnerables a la EA, como la corteza medial temporal o la parietal inferior. De los resultados expuestos se puede concluir que a pesar de que existe un beneficio derivado de la administración de un EC, solo lo hacen aquellos que estaban libres de la influencia negativa del APOE ¿4. Lo mismo sucede en los dos trabajos de CF, donde las participantes portadoras de factores de riesgo genético son las más afectadas. En los 3 casos, la muestra de estudio está conformada por personas CI sin evidencia de daños en la estructura cerebral, lo que en primer lugar podría sugerir una aproximación futura hacia las terapias de estimulación cognitiva enfocadas en una medicina personalizada donde se tenga en cuenta la carga genética de los individuos y, en segundo lugar, a apostar por el campo de la neurogenética, donde la actividad neurofisiológica registrada por la MEG en base a su asociación con determinados factores de riesgo genético, podría suponer un biomarcador temprano del daño neuronal sináptico antes de que las posibles manifestaciones clínicas de la EA se presenten.