Crisis económicas, sistemas sanitarios y salud

  1. Tena Reiff, Sara
Dirigida por:
  1. María Ángeles Cea D'Ancona Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 13 de noviembre de 2019

Tribunal:
  1. Araceli Serrano Pascual Presidenta
  2. Millán Arroyo Menéndez Secretario
  3. Cristina Lavía Martínez Vocal
  4. Violante Martínez Quintana Vocal
  5. Javier Callejo Vocal
Departamento:
  1. Sociología: Metodología y Teoría

Tipo: Tesis

Resumen

En el año 2008 España entró en recesión económica. En plena crisis se aprobó el RD-ley 16/2012, una reforma sanitaria que incluía dos polémicas medidas: la limitación de la asistencia pública a una parte de la población y el copago farmacéutico. El objetivo es analizar los efectos de la crisis económica del 2008 y del RD-ley 16/2012 en la salud y en la sanidad española, y contrastar la opinión de los ciudadanos y del personal sanitario al respecto. Para ello se han analizado datos de fuentes estadísticas públicas, se ha realizado una encuesta y entrevistas a personal sanitario, y se ha analizado la conversación en Twitter sobre estos temas. No se observan grandes efectos en la salud en general, ni con la crisis ni con la aprobación del decreto, aunque algunos problemas de salud han empeorado ligeramente y otros han mejorado. Se ha constatado que el gasto público en sanidad tiene un papel clave a la hora de preservar la salud de la población. La esperanza de vida, la mayoría de las causas de mortalidad y de morbilidad, así como la salud autopercibida no cambian significativamente con la crisis económica, ni con el decreto. Tampoco se observan cambios relevantes en la obesidad. Sí han aumentado los problemas de salud mental y los suicidios, y han disminuido las muertes y los problemas de salud asociados a los accidentes de tráfico y al embarazo, parto y puerperio, debido a la reducción del tráfico y la natalidad con la crisis. También se observa una disminución en el gasto farmacéutico y en el número de medicamentos vendidos (con receta), probablemente debido al decreto y al contexto económico. En cuanto a los hábitos alimenticios y saludables, se reduce ligeramente el consumo de carne, pescado, frutas, verduras, patatas, bollería y cerveza. En cambio, aumenta ligeramente el de arroz, pasta y vino, así como del tabaco. En la atención sanitaria no se observan prácticamente efectos negativos salvo una mayor saturación en las consultas. Sí ha habido una reducción del gasto público en sanidad y un impacto negativo en las condiciones laborales del personal sanitario, pero la atención de cara al paciente y los recursos disponibles no parecen haberse visto afectados significativamente. Destaca también un incremento considerable en las urgencias atendidas, provocado por el real decreto. En cuanto a la percepción de la ciudadanía, se da una buena valoración de la sanidad y se mantiene en el tiempo a pesar de la crisis y el decreto. Paradójicamente, también aumenta la percepción de que la sanidad ha empeorado respecto a los años anteriores. La opinión del personal sanitario muestra gran concordancia con los datos observados, aunque algunos médicos y enfermeros declararon una disminución del número de tratamientos y pruebas diagnósticas con la crisis, hecho que no hemos observado con los datos. Los médicos también resaltaron el aumento en las listas de espera, hecho que no hemos podido verificar por falta de datos. En contraste con otros estudios de este ámbito, que tienen un enfoque más internacional, este ofrece una visión panorámica del caso español. Cabe mencionar también que los resultados no pueden ubicarse en ninguna de las dos grandes corrientes académicas, ni en la que defiende la existencia de graves efectos negativos en la salud provocados por la crisis y las medidas de austeridad, como sostienen por ejemplo Karanikolos et al. (2013), ni en la que defiende la existencia de efectos generales positivos, véase por ejemplo Ruhm (2000).