El rol de los homininos en la formación de conjuntos arqueo-paleontológicos al aire librela mina y el forn (barranc de la boella, la canonja, tarragona) y torralba (torralba del moral, soria)

  1. PINEDA ALCALÁ, ANTONIO
Dirigida por:
  1. Palmira Saladié Ballesté Director/a

Universidad de defensa: Universitat Rovira i Virgili

Fecha de defensa: 04 de junio de 2018

Tribunal:
  1. Antonio Rodríguez Hidalgo Presidente
  2. José Yravedra Sainz de los Terreros Secretario
  3. Philippe Fernandez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 584700 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

Cualquier tipo de acumulación registrada en un yacimiento arqueo-paleontológico pleistocenoforma parte de un sistema a escala macro-regional más amplio. Estos complejos ocupacionales (Binford, 1983) abarcan la totalidad del territorio conocido y controlado por los grupos de homininos forrajeadores. En el registro arqueológico plio-pleistoceno es común encontrar yacimientos al aire libre, en los que los homininos han intervenido en calidad de agentes acumuladores y/o modificadores. Generalmente, estos conjuntos han sido considerados como campamentos base (home bases) o lugares de aprovisionamiento de recursos cárnicos (kill/butchering sites). Sin embargo, igual que los cazadores recolectores actuales, los forrajeadores pretéritos explotaron territorios amplios, en los que se desenvolvieron y desarrollaron diferentes actividades. El testimonio directo de estas actividades relacionadas con la captación de recursos es menor que el relacionado con las ocupaciones descritas en los párrafos anteriores. Estos testimonios, cuando existen, nos permiten ampliar la información de las actividades forrajeadoras de estas poblaciones, aunque no jugaran un rol destacado en la acumulación o modificación de los restos. Este tipo de conjuntos está poco estudiado, de manera que deviene necesario ampliar la información sobre las actividades que los homininos pleistocenos habrían llevado a cabo en estos espacios. Los conjuntos incluidos en la presente Tesis Doctoral son la Mina y el Forn, en el Barranc de la Boella, y Torralba. Se trata de depósitos al aire libre, formados en contextos fluvio-deltaicos que contienen evidencias de la actuación de homininos (industria lítica y marcas de corte y percusión) y carnívoros (mordeduras, huesos digeridos, coprolitos…). Los conjuntos del Barranc de la Boella han sido excavados en la última década, con métodos de excavación y registros actuales. Los restos de Torralba, contrariamente, provienen de excavaciones antiguas, desarrolladas en las décadas de 1910 y 1960, con los problemas de métodos de trabajo de campo que implicaban las excavaciones de antaño. En ningún caso estos conjuntos habían sido estudiados y publicados en su totalidad desde un punto de vista zooarqueológico y tafonómico, por lo que su estudio era necesario para ampliar la información paleoecológica que el registro nos proporciona de los poblaciones de homininos del Paleolítico Inferior. Mediante los preceptos y métodos de análisis de la Zooarqueología y la Tafonomía hemos pretendido establecer el papel de homininos y carnívoros en los tres yacimientos investigados. La mala de conservación de las superficies óseas ha limitado la preservación de modificaciones tafonómicas superficiales de origen antrópico, si las hubiere. Ante esta carencia, nuestra metodología se ha basado en el estudio de los perfiles anatómicos para caracterizar la naturaleza de las acumulaciones óseas estudiadas e identificar el rol de los grupos de homininos en la formación y modificación de dichas acumulaciones. Además, hemos pretendido comprender cómo se integran estas acumulaciones en el espacio macro-regional en el que las poblaciones de homininos del Pleistoceno inferior y medio desarrollaban sus actividades. Debido al contexto paleoecológico en el que estos se enmarcan, deben ser entendidos como sitios de tránsito, que no necesariamente de actividad, que formarían parte del espacio en el que estos grupos se integrarían y desarrollarían el conjunto de sus actividades. Los análisis aplicados han evidenciado contextos de diferente competencia inferida en los diferentes conjuntos del Barranc de la Boella. La tendencia observada apunta a una mayor presencia de homininos en los niveles de elevada competencia inferida, en los que la actividad de los grupos carnívoros también es mayor. En Torralba, por otro lado, se han documentado contextos de baja y moderada competencia inferida con escasa actividad antrópica. Las evidencias de procesado de las carcasas animales son pocas en los tres conjuntos estudiados. En ningún caso se ha definido un origen antrópico a dichas acumulaciones, que serían el resultado de la acumulación de eventos independientes en los que el papel de los homininos se relacionaría con las prácticas de merodeo y forrajeo en estos territorios. El principal, aunque posiblemente no el único, elemento determinante para la presencia de un grupo de forrajeadores pleistocenos en un determinado espacio vendría dado por la presencia de recursos de interés. El riesgo de depredación de carnívoros parece no ser determinante. Estas observaciones atestiguan las capacidades de adaptación de las poblaciones homininas a diferentes tipos de ecosistemas.