La filosofía pesimista en la obra de Emil M. Cioran

  1. Ibáñez Sierra, José Luis
Dirigida por:
  1. Fernando Savater Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Año de defensa: 1997

Tribunal:
  1. Jacobo Muñoz Veiga Presidente
  2. Jaime de Salas Ortueta Secretario
  3. Carlos Thiebaut Luis Andre Vocal
  4. Héctor Subirats Vocal
  5. Salvador Mas Torres Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Si se pudiera decir algo de cioran - por otra parte, andar en boca de nadie, para el, pienso que era motivo de irreprimible desanimo- supongo que podría ser algo así: "decaigo de mi actitud", o bien: "allá vosotros con la voluntad". Parafrasear al pesimista, es un altercado con la cuidada amortiguación que todo espectro desarrollado propone. Siempre será un contrasentido inocuo. Todo un caudal pesimista aparece en la obra de E. M Cioran, pero ni el propende a ese sumergimiento como persona, ni alienta tampoco un baño propuesto en aquella tendencia. La adscripción, anverso y reverso, cantos de la vida, es una maldición extrañamente reproducida en y por el hombre. La decepción es la recesión de la normalidad; el conocimiento sigue cuarteándose en cualquier genero de persecución. El ser acumula progresivamente la deuda de su intromisión, o acumula previsoramente los marcos de su destrucción. El descortezamiento del hombre no segrega o desenvuelve cláusulas de rescisión de su estancia, sino recursos de recurrente solicitud. La acción se congela en la infelicidad y en la insatisfacción. La acción es una premisa negativa de inserción. Creemos, porque optamos por estar. Lo diacrítico del hombre es su proporcionada concurrencia en todos los planos. Cioran, cierra la premura, la urgencia de la distensión. Un devaneo insustancial, inútil, constituye la actitud y presencia del hombre; su irrupción, es plenamente onerosa. Solo la música y la desaparición sin contemplaciones, escapan de la inanidad. Debieran reinar las brumas del silencio. La lucidez nos despacha. Cioran, sin afán, sin idea, sin propósitos, sin arrestos por la singularidad