Tiempo, historia y violencia social el caso del Líbano
- Arroyo Medina, María del Poder
- Elena Hernández Sandoica Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 29 de septiembre de 2004
- María Teresa Menchén Barrios Presidenta
- María Alicia Langa Laorga Secretaria
- María Dolores Algora Weber Vocal
- Carmen Ruiz Bravo-Villasante Vocal
- Ana María López Sala Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El 13 de abril de 1975 estalla la guerra civil libanesa, quince años después, el 22 de octubre de 1989, los Acuerdos de Taef ponen el fin oficial al conflicto. Durante el tiempo que duró el enfrentamiento las partes implicadas así como los motivos y las justificaciones fueron evolucionando en relación a la propia evolución interna de la sociedad libanesa, pero también en relación a los intereses geoestratégicos del área. Junto a los protagonistas esenciales, las Fuerzas Libanesas de tendencia derechista y las Fuerzas palestino-progresistas (coalición de los grupos de izquierday de los miembros de la Resistencia palestina) encontramos la presencia fundamental de sirios e israelíes en un contexto de guerra árabe-israelí marcado por la Cuestión Palestina como clave explicativa de muchos de los acontecimientos de la época. El análisis de los discursos y de las razones esgrimidas para esta guerra muestran un claro contenido identitario en torno a la idea de lo libanés; contenido que es, a su vez, parte del proceso modernizador de las sociedades de la zona. Esta apreciación obliga a estudiar junto a los hechos concretos e inmediatos del conflicto otras relaciones y elementos que conforman los esquemas de la premodernidad libanesa para concluir que es la tensión que se origina entre modernidad y premodernidad la que acabe desembocando en el conflicto armado abierto. El carácter identitario del que hablamos se escribe en el lenguaje de lo comunitario con un evidente, pero nunca exclusivo, contenido confesional que permite desplegar un alto grado de violencia. Ya que la estructuctura social libanesa se conforma a partir de un elevado número de comunidades que poseen, gracias a los estatutos personales, una identidad propia que determina la forma en la que se organiza la sociedad desde sus componentes primarios -la familia- hasta la organización del poder en las altas instancias del gobierno. De aquí se deriva la importancia de estudiar la forma en la que se construyen las memorias históricas de los diversos grupos para intentar establecer cómo se plantea la cuestión del tiempo, es decir la vivencia del pasado y la aceptación del presente, en esta sociedad.