La adjetivación negativa en la oratoria ciceronianaestudio de las asociaciones adjetivas en la calificación del "tirano"

  1. Cuadrado Ramos, María Elena
Zuzendaria:
  1. Juan Manuel Lorenzo Lorenzo Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 2003(e)ko ekaina-(a)k 24

Epaimahaia:
  1. Enrique Otón Sobrino Presidentea
  2. Francisco García Jurado Idazkaria
  3. Eustaquio Sánchez Salor Kidea
  4. Carmen Codoñer Merino Kidea
  5. Francisco José Talavera Esteso Kidea

Mota: Tesia

Laburpena

La oratoria de Cicerón presenta un uso muy especial de la adjetivación en general y de la adjetivación negativa en particular. En ella son frecuentes las asociaciones adjetivas formando parejas o series en las que sus miembros comparten componentes semánticos. Estas asociaciones suelen encontrarse en las partes centrales del discurso -narratio y argumenatatio- y dentro de interrogativas retóricas, exclamaciones, exempla, o retratos. Su presencia es mayor en discursos en los que la implicación personal del orador fue más intensa y en los que el destinatario final es siempre un receptor educado y conocedor de los principios oratorios al que no resulta fácil engañar con meros juegos formales. En la mayoría de las adjetivaciones negativas dedicadas por Cicerón a sus adversarios subyace la figura del tirano, uno de los personajes que más odio concita en la mente de un romano republicano; en este sentido, la invectiva ciceroniana se centra en cuatro grupos de adjetivos: los pertenecientes al campo de la avaritia, crudelitas, libido y superbia. Las asociaciones adjetivas negativas presentan ciertos rasgos comunes: la proximidad semántica entre sus miembros, la presencia de nexos u otros recursos que dan forma a la asociación, el refuerzo sistemático de sus contenidos y una marcada estructura interna entre sus componentes (gradatio, causalidad, estructura cerrada). Desde el punto de vista sintáctico, colaboran en la estructura del texto, pues lo abren, lo cierran o actúan como elemento bisagra. Semánticamente ayudan a intensificar los semas de los que son portadores los adjetivos y constituyen un instrumento eficaz para asegurar, por un lado, la adhesión firme y total del receptor a los razonamientos planteados por el orador y, por otro, la simpatía emocional al convertirlo en cómplice de sus sentimientos sobre lo narrado; a través de las asociaciones adjetivas, Cicerón crea una perfecta maquinaria de convicción que genera una confianza absoluta en el receptor