La importancia de la experiencia estética a través del pensamiento de Ortega y Gasset

  1. Nochebuena Escobar, Anel
Dirixida por:
  1. Jaime de Salas Ortueta Director

Universidade de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 18 de decembro de 2006

Tribunal:
  1. Antonio Miguel López Molina Presidente
  2. Ana María Leyra Soriano Secretaria
  3. Andoni Alonso Puelles Vogal
  4. Lluis Xavier Álvarez Vogal
  5. María del Carmen Paredes Martín Vogal
Departamento:
  1. Filosofía y Sociedad

Tipo: Tese

Resumo

La obra de arte es una herramienta de autoafirmación del individuo que le permitirá, partiendo de su intimidad, desarrollar su horizonte tanto personal como colectivo acarreando con esto grandes beneficios a todos los niveles. Pero para que esto suceda hay una urgente necesidad no sólo de darle un lugar prioritario sino de alentar a la vida primaria del espíritu; la vida esencial, las funciones espontáneas de la psique previas a toda cristalización de la existencia personal, mismas de donde nacen los sentimientos, con el fin de enriquecer la cultura y la civilización - entendamos por civilización, según el pensamiento orteguiano, el uso de mecanismos o técnicas, políticas, industriales, etc. Para que lo anterior suceda sugerimos una educación basada en el desarrollo de la sensibilidad, como ya Ortega apunta en su texto Biología y Pedagogía, cuando habla de un orden vital de las cosas para la enseñanza, proponiendo potenciar esa naturaleza del hombre, intensificándola por medio de artificios como la educación. A su vez, a través de esta, nosotros proponemos como artificio la experiencia estética como ya lo veremos a lo largo de esta investigación. La ciencia, la técnica, y las funciones espontáneas de la psique constituyen al ser humano; pero en la tarea de enseñar es importante tener en cuenta el desarrollo de la sensibilidad como motor de vida para la técnica, la cultura y la ciencia. Es decir, que las funciones espontáneas de las que Ortega habla cobran un protagonismo esencial en la vida del individuo para poder desarrollar todo lo que le rodea. A mi juicio, pues, no es lo más urgente educar para la vida ya hecha, sino para la vida creadora. Cuidemos primero de fortalecer la vida viviente, la natura naturans, y luego, si hay solaz, atenderemos a la cultura y a la civilización, a la vida mecánica, a la natura naturata.