La eficacia de las estrategias de comunicación del gobierno de España (2004-2008) ante el terrorismoanálisis comparado de discursos y "frames" mediáticos desde la teoría dramatística de Kenneth Burke

  1. García Gurrionero, Mario
Dirigida por:
  1. María José Canel Crespo Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 19 de enero de 2010

Tribunal:
  1. Juan Benavides Delgado Presidente
  2. Javier del Rey Morató Secretario
  3. Karen Sanders Vocal
  4. Francisco José Llera Ramo Vocal
  5. Arantxa Capdevila Gómez Vocal
Departamento:
  1. Teorías y Análisis de la Comunicación

Tipo: Tesis

Resumen

La investigación sobre el terrorismo post 11M sigue centrando importantes debates, congresos y artículos. Máxime, si consideramos un contexto como el de la pasada Legislatura del Gobierno de España (2004-2008), donde los atentados de Atocha del 11 de marzo de 2004 marcan la salida de uno de los debates más intensos que se han vivido en la experiencia democrática en materia antiterrorista, entre Gobierno y oposición, con la participación de los medios de comunicación. Por eso, pensé, debía aproximarme al estudio observando los diferentes actores que se ven implicados en el debate público: el discurso político, los medios de comunicación y los ciudadanos. ¿Cómo reaccionan los ciudadanos a este debate?, ¿qué efectos consiguen los políticos con sus mensajes en los medios?, ¿es rentable una estrategia comunicativa de conflicto en el terrorismo? Éstas son sólo algunas de las preguntas que han ocupado la investigación realizada durante todo este tiempo. Abordo el estudio desde la teoría dramatística de Kenneth Burke, una opción ciertamente ambiciosa y quizá arriesgada. Una opción que, soy consciente, supone una concepción específica de la comunicación. Hoy en día, para referirse a la política, se utilizan con frecuencia símiles procedentes del mundo del espectáculo y del teatro: se habla de “montaje político”, de la “trama” para definir un asunto corrupto, del “circo de la política”, de unos “actores teatreros”, de una “farsa”, de la “manipuladora retórica”, etc. Son, ciertamente, expresiones con claras connotaciones peyorativas que, a mi modo de ver, perjudican porque prejuician la comprensión de la comunicación política. ¿Qué hace que los políticos y los medios de comunicación empleen estos términos procedentes del mundo del espectáculo para referirse a un asunto tan real como la política y tan peligroso como el terrorismo? ¿Representa una amenaza para la comunicación de la política el uso de estos términos? ¿Qué efectos tiene en los ciudadanos tal uso? Éstas son algunas de las preguntas que ocupan el presente trabajo.