La prensa madrileña ante la llegada de la Segunda República

  1. Clavero Martín, Vicente
Dirigida por:
  1. Mirta Núñez Díaz-Balart Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 25 de noviembre de 2014

Tribunal:
  1. Margarita Márquez Padorno Presidenta
  2. Ángel L. Rubio Moraga Secretario
  3. Inmaculada Chacón Gutiérrez Vocal
  4. Juan Carlos Sánchez Illán Vocal
  5. Matilde Eiroa San Francisco Vocal
Departamento:
  1. Periodismo y Comunicación Global

Tipo: Tesis

Resumen

ResumenLa prensa española se enfrentó el 14 de abril de 1931 al inesperado desafío de contar la proclamación de la Segunda República. Sin embar-go, los historiadores profesionales apenas se han ocupado del relato mediático de aquel acontecimiento, subestimando así su indudable po-tencial para completar, matizar o incluso desmentir las versiones sos-tenidas por sus protagonistas, fuente principal de las investigaciones sobre la materia.De la constatación de esa realidad nació el enfoque del presente traba-jo, que parte de la hipótesis de que los periódicos de la época reflejaron adecuadamente la caída de la Monarquía. Para verificarla, indaga cómo narraron el tránsito hacia la República, en qué medida coinciden con otros testimonios directos y, finalmente, cuál es su contribución al co-nocimiento de aquel suceso histórico. De la investigación realizada se deduce que los siete grandes diarios madrileños ofrecieron, en conjunto, una detallada descripción de lo que sucedió el 14 de abril a la vista de todos, y sin el trabajo realizado sobre el terreno por los periodistas sería imposible reconstruir aspec-tos sustanciales de una jornada tan importante en la historia de Espa-ña.Ellos dejaron constancia, por ejemplo, de la enorme preocupación de las principales organizaciones republicanas ante la posibilidad de que la situación se les fuera de las manos y de sus reiterados llamamientos a la calma durante todo día. No es aventurado presumir que, sin esa actitud, hay muchas probabilidades de que la agitación popular se hu-biera desbordado y de que, fuera ya de su cauce, hubiera podido correr la sangre, cosa que en ningún momento ocurrió. El cotejo de las memorias de sus protagonistas con lo publicado en la prensa revela también el empeño del último Gobierno de Alfonso XIII por despistar a la opinión pública sobre lo que estaba pasando entre bastidores. Tanto el almirante Aznar como sus ministros ocultaron primero la firme voluntad de renunciar al poder que les había expre-sado el monarca a primera hora del 14 de abril. E hicieron otro tanto, ya por la tarde, al negar que Alfonso XIII fuese a salir inmediatamente de España, aunque ya se habían acordado los pormenores del viaje. El análisis de los diarios permite desmontar las falsedades que algunos de ellos hicieron circular. Se trata, además, de asuntos cruciales, no de detalles sin importancia para el trabajo historiográfico, como el com-portamiento de Sanjurjo, que a la postre resultó determinante para que la Monarquía claudicara. Pero del mismo modo que la prensa deja en evidencia a algunos protagonistas del advenimiento de la Segunda Re-pública, hay memorias que muestran las deficiencias informativas de los periódicos en su relato de aquel hecho histórico. Si exceptuamos una enigmática nota de El Imparcial sobre la decisión del Rey de atender los designios de la voluntad popular, no hubo nin-gún colega suyo que olfateara siquiera la velocidad a la que el régimen se estaba desmoronando. Todavía el mismo día 14 por la mañana, lo más que se atrevían a pedir era una inmediata convocatoria de Cortes constituyentes. Otros se conformaron con reafirmar la significación política del resultado, que sobrepasaba con creces el que era de espe-rar de unas elecciones que en teoría tenían carácter administrativo. Aun así, el trabajo global de la prensa madrileña el 14 de abril de 1931, con sus deficiencias, que las hubo, proporciona una herramienta indis-pensable para la investigación de aquel episodio histórico, que comple-ta, matiza y ayuda a corregir esa otra fuente que son las memorias. Unas memorias que, como suele ser habitual, tienen un tono autojusti-ficatorio, ausente de la versión facilitada por los periódicos, que en el caso de la proclamación de la Segunda República española mantuvie-ron un alto nivel profesional y un especial empeño en contar los he-chos ¿hasta donde los conocían¿ tal y como fueron.