La ciudad de Méxicocuerpo y materia

  1. Di Biase, Elisa
Dirigida por:
  1. Eugenia Popeanga Chelaru Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 26 de octubre de 2014

Tribunal:
  1. José Manuel Lucía Megías Presidente
  2. Barbara Fraticelli Secretaria
  3. Brigitte Leguen Peres Vocal
  4. Jean Pierre Castellani Vocal
  5. Antonia Martínez Pérez Vocal
Departamento:
  1. Lingüística, Estudios Árabes, Hebreos, Vascos y de Asia Oriental

Tipo: Tesis

Resumen

A partir de la metáfora ciudad libro y, sobre esta línea, de la mano de teóricos como Bertrand Westphal, Roland Barthes y Pierre Sansot, La Ciudad de México: cuerpo y materia indaga en las relaciones entre la obra literaria de José Emilio Pacheco, Juan Villoro y Fabrizio Mejía Madrid autores sumamente representativos de la literatura contemporánea sobre la Ciudad de México y fundamentales en la creación de su imaginario y el espacio urbano. La tesis busca dar cuenta de la manera en la que espacio y literatura se retroalimentan, de la forma en la que la obra literaria captura el aspecto imaginario de la urbe a la vez que lo nutre; es decir, de cómo los escritores son conformadores y cartógrafos de la identidad de la metrópolis.Se considera a la Ciudad de México particularmente susceptible a un estudio como éste, haciendo eco a la tesis del Dr. Gonzalo Celorio Blasco que, en su en sayo México: ciudad de papel postula que, dadas las continuas destrucciones de las que la urbe ha sido objeto, su verdadera historia puede seguirse mucho mejor a través de los textos que la relatan que a través de su existencia material. Esto convierte a la ciudad de México en una urbe inminentemente literaria. La Ciudad de México: cuerpo y materia parte, entonces, de la concepción de la capital mexicana como una ciudad arraigadamente mítica y vinculada a la literatura y acota su objeto de estudio a las imágenes literarias de filiación material en la acepción que Gaston Bachelard emplea del término, es decir, se concentra en el simbolismo de las imágenes de los cuatro elementos agua, fuego, tierra y aire por ser éstas las más esenciales en el sentido de que, dada su naturaleza primordial, ahondan en el fondo del ser y quieren sacar a la luz los aspectos primitivos y eternos de aquello que encarnan. Las cuatro esencias clásicas, de hondísima raigambre antropológica, tienen una presencia abundante en la historia de la Ciudad de México, en su literatura y, sobre todo, en sus mitos fundacionales, los cuales como suele acontecer en la posmodernidad conviven en un nivel imaginario a una misma vez con los diversos periodos históricos de la urbe y la más frenética contemporaneidad, sirviendo de ilustración al ya célebre postulado de la simultaneidad de lo no simultáneo, propuesto por Reinhart Kosseleck.El punto de vista de los cuatro elementos ayuda a escapar de la tentación de hacer un inventario infinito de las imágenes de una ciudad en la que lo primero que resalta es una acumulación generalizada. Esta agrupación metafórica permite articular su realidad mítica, histórica y literaria desde una perspectiva profundamente significativa que tiene un hilo conductor que parte desde los orígenes de la ciudad y se ha desarrollado con el tiempo. Para realizar esta focalización de las imágenes urbanas de manera exitosa, nos han sido de particular utilidad tanto la fenomenología y los estudios sobre materia y espacio de Gastón Bachelard y Friedrich Bollnow, como las consideraciones postestructuralistas de Roland Barthes y Michelle Foucault, el acercamiento mitocrítico de Mircea Eliade y la historia cultural de los elementos de los hermanos Böhme. Todos estos recursos teóricos, junto con los que habíamos mencionado anteriormente, han ayudado a configurar un acercamiento personal y me atrevo a decir que novedoso a las imágenes literarias de la urbe.