Juego patológico, adicción sin sustancia

Resum

Actualmente en España, más del 1,5 por ciento de la población mayor de edad cumple criterios diagnósticos de juego patológico (JP), y en menores de 18 años su prevalencia supera el 2 por ciento. Tradicionalmente el intento de comprensión del JP ha oscilado desde el espectro obsesivo compulsivo hasta el espectro de los trastornos adictivos. El trabajo expuesto a continuación sigue el ejemplo del trastorno por uso de alcohol como paradigma de trastorno adictivo a nivel psicofisiológico (sesgo atencional), clínico (tipo de paciente alcohólico) y comóbido (asociado a otros tr. adictivos). Con el objetivo de evidenciar la hipótesis fundamental, según la cual el JP se comportaría como un trastorno adictivo, evidenciándose tanto a nivel psicofisiológico, clínico y comórbido; se estudia el JP a tres niveles. Nivel psicofisiológico: se emplea el paradigma del sesgo atencional en JP; se adapta la prueba del Visual Probe Task para estímulos relacionados con el juego. Se emplean tiempos que evalúan mantenimiento de la atención, en una muestra de jugadores patológicos frente a controles.Nivel clínico. se estudiaron las diferencias clínicas y sociodemográficas entre jugadores de inicio temprano frente a jugadores de inicio tardío, empleando datos procedentes de la National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions (NESARC) en Estados Unidos.Nivel comórbido. se compararon las características clínicas y sociodemográficas entre pacientes con intentos de suicidio y juego patológico, frente a pacientes con intento de suicidio sin juego patológico. Se empleó una muestra recogida a partir de las admisiones en el servicio de Urgencias de un Hospital Universitario de la Comunidad Autónoma de Madrid durante el período comprendido entre 1999 y 2004.Se concluye que el JP se comporta como un trastorno adictivo tras evidenciar la presencia de sesgo atencional (a nivel psicofisiológico), la existencia de dos tipos de jugadores patológicos en función de la edad de origen (nivel clínico) y evidenciar la comorbilidad común con otros trastornos adictivos (nivel comórbido).