Marcadores inflamatorios en los trastornos de la conducta alimentaria en relación a los antecedentes traumáticos y otros parámetros clínicos

  1. Rodríguez Quiroga, Alberto
Dirigida por:
  1. Marina Díaz-Marsa Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 02 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. José Luis Carrasco Perera Presidente
  2. Rafael Fernández García-Andrade Secretario
  3. Montserrat Graell Bernal Vocal
  4. A. Pelaz Antolín Vocal
  5. Luis Caballero Martínez Vocal
Departamento:
  1. Medicina Legal, Psiquiatría y Patología

Tipo: Tesis

Resumen

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo de enfermedades mentales de etiología por el momento desconocida, aunque se presupone, como en la mayoría de los trastornos psiquiátricos, la participación de múltiples factores biológicos y psicosociales. Se caracterizan por una alteración persistente en los hábitos alimentarios que resulta en una afectación en la salud física o en el funcionamiento psicosocial (A.P.A. DSM-V, 2013). El inicio tiene lugar habitualmente durante la adolescencia, y se presenta con mayor frecuencia en mujeres. Los diferentes estudios realizados hasta la fecha han identificado una serie de alteraciones en los mecanismos neurales que sustentarían al síndrome clínico descrito en los pacientes con TCA. Sin embargo, las relaciones causales entre cambios cerebrales y síndrome clínico no están claras, porque es difícil diferenciar las alteraciones primarias de los fenómenos secundarios, teniendo en cuenta que la malnutrición asociada puede producir cambios en la función neuroinmunoendocrina y que algunas de las disfunciones encontradas pudieran ser propias de la disregulación del afecto o del control de impulsos, que también aparecen alteradas en estos pacientes. Los trastornos de la conducta alimentaria tienen la tasa de mortalidad más alta de entre todos los trastornos psiquiátricos. Al ser enfermedades que pueden adoptar un curso crónico, también tienen implicaciones económicas en lo referente a los costes por pérdida de calidad de vida, los costes por pérdidas de producción, los costes de capital humano o los costes sanitarios o de rehabilitación. Dado que no existen tratamientos específicos porque no se conoce completamente la etiopatogenia del trastorno, toda investigación encaminada a mejorar la comprensión y entendimiento de estos trastornos está justificada...