Espías entre el franquismo y la democracialos informes confidenciales del Servicio Central de Documentación (SECED) entre 1974 y 1977
- Villar Cirujano, Ernesto
- Javier Cervera Gil Director/a
- José A. Ruiz San Román Director
Universitat de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 12 de d’abril de 2015
- Javier Fernández del Moral President
- Rafael Carrasco Polaino Secretari
- Julio Montero Díaz Vocal
- Fernando Rueda Rieu Vocal
- Abdón Mateos López Vocal
Tipus: Tesi
Resum
La Transición española es uno de los períodos de la historia de este país más profundamente estudiados. La presente tesis doctoral, ¿Espías entre el franquismo y la democracia: los informes confidenciales del Servicio Central de Documentación (SECED) entre 1974 y 1977¿ se acerca a este período desde un punto de vista no abordado hasta ahora: la información que manejaron los servicios secretos del Gobierno en el último año del Franquismo y los dos primeros de la Monarquía, hasta las elecciones generales de 1977.La fuente principal de esta investigación, que ha permanecido oculta hasta la fecha, es el juego de boletines internos y confidenciales que elaboraron los agentes del Servicio Central de Documentación (SECED), la principal agencia de inteligencia española de la época, antecesora del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) y del actual Centro Nacional de Inteligencia (CNI).Estos confidenciales, que recibían el nombre de Boletines de Situación o ¿boletines verdes¿, tenían periodicidad semanal y eran redactados por la cúpula del SECED a partir de la información que recababan sus ¿antenas¿ y colaboradores en toda España. Su contenido, por tanto, es especialmente significativo porque sus autores eran los ¿ojos¿ del poder en todos los rincones del país, y servía de guía para la toma de decisiones. Era, desde todos los puntos de vista, información privilegiada. Y como tal era tratada.Los informes se enviaban al Presidente del Gobierno, al Jefe del Estado y, en ocasiones, a los ministerios más directamente aludidos, así como a las autoridades militares. Estaban divididos en varias secciones: Política, Laboral, Educación, Religión y Profesional, tenían una media de 40 páginas y eran de una precisión y una minuciosidad asombrosas. A raíz de lo que le contaban sus colaboradores, los responsables del SECED pergeñaban un retrato de la actualidad de aquella semana. Lo hacían con tal grado de detalle que en sus páginas se recogían desde el número de manifestaciones (y los asistentes, y los eslóganes, y las consecuencias) hasta la relación de homilías ¿conflictivas¿ que se habían producido, pasando por las asambleas ilegales en las fábricas, las declaraciones políticas o la propaganda que se había esparcido por los pasillos de las universidades.Con todo, y pese a ofrecer una especie de ¿diario de a bordo¿ de la Transición desde el punto de vista de los agentes de información, la importancia de esta documentación radica en otros aspectos. Primero, porque demuestra hasta qué punto un Gobierno como el de Carlos Arias Navarro (en dos ocasiones) y el primero de Adolfo Suárez tenían un conocimiento certero y veraz de lo que podríamos llamar el ¿pulso de la calle¿, algo que solo en algunas ocasiones les permitía evitar los problemas.Segundo, porque los agentes del SECED, como buenos servicios de ¿inteligencia¿ que eran, no se limitaban a recabar datos, sino que los interpretaban para el poder, por lo que sus valoraciones cobran más importancia.Y tercero porque demuestra cómo fue la propia "transición" de estos agentes de inteligencia, algunos de los cuales tenían fama de ¿rojos¿ entre sus compañeros, y que pasaron de defender una dictadura a apoyar una democracia. Este ¿cambio de bando¿ se aprecia en la evolución de los confidenciales, y en ejemplos concretos como la legalización del PCE. Después de haber criticado sin piedad a esta formación y a su líder, Santiago Carrillo, durante años, esos mismos agentes de inteligencia acabarán por recomendar al presidente del Gobierno la legalización.La tesis se completa, por último, con el testimonio oral del ex director general del SECED, Andrés Cassinello; el primer agente que negoció con ETA, Ángel Ugarte, y los principales agentes del Sector Político del Servicio, como Juan de Peñaranda, José Faura o Emilio Atienza. Y, por último, se hace una reconstrucción de cómo se produjo el anuncio de la muerte de Franco, a través del testimonio de la ¿garganta profunda¿ que lo confirmó.