Tener hambre de luz y devorar una estrellala poesía de J.E. Eielson
- VAZQUEZ ARCO, JOSEFINA
- Cristina Bravo Rozas Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 05 de febrero de 2016
- Eduardo Rodríguez Merchán Presidente
- María del Rocío Oviedo Pérez de Tudela Secretaria
- Matías Barchino Pérez Vocal
- Olga Muñoz Carrasco Vocal
- Jesús Maria Barrajón Muñoz Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente Tesis doctoral aborda el estudio de la obra poética de Jorge Eduardo Eielson dentro del conjunto de su obra, una obra que abarca tanto el campo de la literatura (novela, teatro, cuento, ensayo,¿) como el de las artes visuales (performances, instalaciones, esculturas, cuadros,¿) configurando un proyecto global cuya motivación última persigue romper las barreras que alienan al individuo, devolverle a una comunión con la naturaleza y reencontrarle con su propia esencia. La investigación, que sigue los presupuestos de la Semiótica y la Mitocrítica, se divide en tres partes, tres ejes principales ¿el nudo, el desnudo y la luz¿: los tres hilos centrales del gran quipu eielsoniano. En el primer capítulo se rastrea la vinculación del artista a su tierra natal desde una perspectiva múltiple: su relación con el resto de los miembros de la prestigiosa Generación del 50 peruana, la influencia vallejiana y la presencia del Perú en su obra, como entidad física en la que laten los fundamentos de las culturas preincaicas, base del símbolo central de su obra: el nudo. El segundo capítulo aborda la influencia del mundo clásico en su obra, constatando cómo la presencia grecolatina se extiende en la obra de Eielson más allá de dos de sus primeros poemarios, Antígona y Áyax en el infierno, ya a partir de la ¿escenografía¿ de su poesía posterior, ya a través de la evolución del símbolo ¿árbol-columna-estatua¿, suma de las variantes del axis mundi de las que surgirá el segundo de los símbolos centrales, el cuerpo, un cuerpo cuya desnudez anhelada supone dentro de la poesía eielsoniana una reivindicación de carácter ético, en oposición al juego de máscaras que el vestuario y la propia corporeidad desempeñan en la sociedad contemporánea. La reivindicación de lo primitivo, enlazada con el Sturm und Drang, con el Romanticismo, con el Simbolismo y el espíritu de la Vanguardia europea, es en Eielson la vuelta a un mundo todavía no condicionado, donde arte y vida van unidos, donde realidad y magia conviven, donde todo se rige por el arquetipo de complementariedad. El tercero de los capítulos analiza la evolución del símbolo de la luz desde las influencias cristianas de los primeros textos a la influencia budista de su obra posterior. La búsqueda de la iluminación será una constante central eielsoniana y en ella ejercerán una decisiva influencia la obra de San Juan de la Cruz, Novalis, Rimbaud, Baudelaire y Rilke y los principios del Budismo Zen, filosofía profesada por el poeta hasta el final de sus días. Eielson aboga por una sabiduría no discriminativa y luchará por no manipular la experiencia y llevarla sin compartimentar al texto poético, buscando la ¿visión completa¿ o Samyag-drishti zen. La lectura de los poemas de Eielson supone realizar un viaje concebido como aventura vital, una aventura que exige al lector sumergirse desnudo en un mundo donde el tiempo y el espacio se abolen y el presente reina absoluto. Y en este viaje, tres símbolos servirán de guía: el nudo, el cuerpo desnudo y la luz, los tres ejes centrales de esta investigación.