Miguel Calderón de la Barca (1653-1720)biografía y aspectos artísticos
- García de Ceca Sánchez, Leticia
- José Manuel Cruz Valdovinos Director
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 03 de febrero de 2016
- José Luis de Rojas Gutiérrez de Garandilla Presidente
- Magdalena de Lapuerta Montoya Secretaria
- Francisco Javier Montalvo Martín Vocal
- María Saavedra Inaraja Vocal
- Luisa Elena Alcalá Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
En el presente trabajo se da a conocer a Miguel Calderón de la Barca, figura de relieve por su carrera jurídica, pero sobre todo por las donaciones y legado artístico que enriquecieron el patrimonio cultural de la villa de Conil de la Frontera y el tesoro de la Iglesia Catedral de Cádiz. Los estudios que se habían efectuado hasta el momento eran parciales e incompletos, algo que se ha pretendido subsanar con la aportación de datos inéditos mediante los que recomponer la biografía del personaje, al tiempo que se ha procurado la comprensión y análisis profundo del momento histórico y manifestaciones artísticas ligadas a Calderón. Ha sido preciso recurrir a fuentes de diversa índole para poder cumplir estos objetivos. En la fase heurística de la investigación, realizamos la consulta y recopilación de la documentación manuscrita que se halla dispersa en archivos andaluces y madrileños. En concreto, el Archivo General de Indias es el principal repositorio para lo tocante al nombramiento de Calderón como oidor de la Real Audiencia de Nueva España en 1689 y el desempeño de sus funciones como ministro; el Archivo Histórico Nacional lo es, a su vez, para complementar la información tocante a la provisión de la plaza de toga en el Consejo de Indias en 1707. Por último, los archivos eclesiásticos y civiles de Madrid, Cádiz y Conil suministraron las noticias útiles de la historia personal de don Miguel: bautismo, matrimonios, poderes para testar y testamento. En su acervo descubrimos además inventarios de bienes dotales y de la testamentaría ¿estos con la consiguiente tasación y almoneda¿, escrituras de fundación de capellanías y donación de piezas de plata y pintura de señalada importancia a las fábricas de los templos de Conil y de la Catedral de Cádiz. Con la asistencia de las obras impresas de la segunda mitad del siglo XVII y primera de la siguiente centuria y el soporte de la bibliografía de autores que desde la perspectiva del Derecho Indiano, la Historia de América y la Historia del Arte han abordado aquel período, hemos fijado el andamiaje ¿es decir, el marco referencial¿, que nos ha habilitado después para tratar la información y elaborar un juicio crítico. Reunido el material y cotejadas las fuentes, fue obligado sistematizar la información, otorgándole sentido. Miguel Calderón obtuvo la magistratura por medio del sistema del beneficio: la enajenación de un empleo con jurisdicción aneja. Esta práctica, que se aplicó ampliamente para la provisión de cargos en Indias, tenía implicaciones de orden filosófico y moral, y también consecuencias concretas más allá del plano teórico. Lo cierto es que de no haber sido por la coyuntura bélica que motivó la puesta en almoneda de los cargos, hallamos que Calderón difícilmente hubiera podido hacer carrera en la alta magistratura. Exploramos la naturaleza de los juicios de residencia y de las visitas, y nos servimos de las Leyes de Indias para comprobar si Calderón se ajustó al ideal del ministro que prefiguraba el Derecho. Lo que se constató fue que la corrupción era un mal generalizado del que se sirvió don Miguel para alcanzar el ennoblecimiento y poder que confería el sillón en el Consejo. Otro hecho constatado fue el de que aplicó sus abundantes recursos económicos a equipararse con los usos y costumbres de las clases más elevadas, marcando decisivamente su gusto el paso por Nueva España, como evidencian las noticias de su porte y menaje de su casa. Una simbiosis de profunda religiosidad, amor a su tierra y deseo de perpetuar su memoria le llevaron a disponer la donación y el legado de múltiples obras de Arte cuyo estudio nos ha servido para poner de manifiesto que el intercambio entre los reinos hispánicos no fue sólo de mercancías, sino de estilos, técnicas, tradiciones y espiritualidad. Valoramos como aportación fundamental la documentación del conjunto de platería de México y Guatemala atesorado en Conil, cuya envergadura reclamaba un hueco en la historiografía.