Procesos de subjetivación a través de la piel como experiencia artística contemporánea desde los años 60

  1. SÁDABA ALCARAZ, PATRICIA
Dirigida por:
  1. Mercedes Replinger González Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 27 de junio de 2017

Tribunal:
  1. Jaime Munárriz Ortiz Presidente
  2. Laura de la Colina Tejeda Secretaria
  3. Bárbara Sainza Fraga Vocal
  4. Alberto Chinchón Espino Vocal
  5. Eva Santos Sánchez-Guzmán Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Durante mucho tiempo, la Piel humana no ha tenido una consideración destacable en nuestra vida diaria, así como desde diferentes disciplinas o estudios hasta prácticamente mediados del siglo XX, aun cuando se trata del órgano más grande del ser humano y es fundamental para el desarrollo y constitución del individuo. Membrana comunicacional que nos pone en contacto con nosotros mismos, con los otros y el mundo, con la que sentimos, experimentamos y aprehendemos, además de conformar nuestra singularidad. Esta tesis, por tanto, se inicia como apoyo y extensión de los estudios específicos que, desde los últimos años y desde diversas disciplinas, se evidencian como claro síntoma de que nuestra superficie dérmica debe recibir una mayor atención, proponiendo un recorrido específico a través del ámbito artístico, donde los últimos años de la década de los 60 sirven de punto de partida, ya que es a partir de este momento que comienza a establecerse un claro cambio relacionado con nuestra percepción y entendimiento de la corporalidad y en consecuencia, cómo entendemos la subjetividad y la violencia como elementos claramente interrelacionados. En primer lugar, se establece una base teórica analizando los términos imprescindibles, Piel, subjetividad y violencia, suministrando el primer apoyo desde el que abordar y trabajar desde la experiencia artística, teniendo en cuenta que por las vastas características que la constituyen, la Piel es entendida desde el primer momento de forma externa al cuerpo, ya que es ella la que nos provee de nuestra subjetividad. Una primera hipótesis que nos lleva a valorar que, aquellas prácticas hasta el momento y de forma histórica entendidas desde el cuerpo, puedan ser entendidas desde la Piel. Al mismo tiempo, como interfaz comunicacional permeable entre nosotros y el mundo y por su continua metamorfosis, no puede ser entendida como una superficie única y fija, sino como una superficie maleable y en constante transformación. La subjetividad, al mismo tiempo, como devenir, debe apoyarse, de igual forma, en una clara temporalidad. Así, todo proceso de subjetivación estará mediado irremediablemente a través de la Piel, comprometiendo la inexistencia de una única verdad sobre el sujeto. Por otro lado, las prácticas artísticas violentan el espacio social rechazando las estructuras que determinan unas maneras de hacer y pensar, basadas en una aparente verdad que regula y normaliza. De esta manera, en el momento en que desde el ámbito artístico se disponen estrategias desde las que subvertir y poner en evidencia aquellos límites y normas instauradas a las que se está sometido de manera social, irremediablemente la violencia, en sus diferentes formas, estará presente. Como último objetivo, se analiza la más inmediata actualidad. Desde la tecnociencia y los saberes médicos, ayudados por las nuevas tecnologías y las herramientas digitales, se dispone una visión instrumental de lo vivo que intenta despojar al ser humano de su temporalidad y fisicidad, lo que conlleva un interés y un cuidado cada vez mayor en la disposición y control de la imagen dérmica como último lugar desde el que buscar la perfección y la eterna juventud. De esta forma, las experiencias artísticas sirven como espacios reflexivos que proporcionan nuevos pensamientos sobre lo que somos y hacia dónde vamos, no ya desde la capacidad de superar lo humano, sino desde replantear lo que entendemos como tal, mostrándonos que sólo somos Piel. Finalmente, la praxis artística, no sólo se dispone como el lugar más adecuado para la exploración y la investigación de las distintas proposiciones que pueden desprenderse de las relaciones derivadas del estudio de la Piel y la búsqueda de subjetividad, sino más bien, se presenta como el lugar privilegiado e imprescindible desde el que observar de forma profunda las implicaciones, tanto teóricas como prácticas, que derivan de nuestra superficie dérmica y que de otra manera no podrían ser formalizadas.