La música como elemento de representación institucionalel himno de la Segunda República española
- Téllez Cenzano, Enrique
- Mirta Núñez Díaz-Balart Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 20 de noviembre de 2015
- Alberto Gil Novales Presidente
- Dolores Fernández Martínez Secretario/a
- María Luisa Humanes Vocal
- Virgilio Zapatero Gómez Vocal
- Enrique Muñoz Rubio Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente Tesis Doctoral se plantea como objetivo principal analizar el proceso de creación de una nueva identidad institucional de carácter musical, que debía culminar en la elección del himno de la Segunda República. Concurrieron en dicho proceso circunstancias de diferente índole que abortaron todos los proyectos desarrollados durante el período de vigencia de las instituciones republicanas en suelo nacional (1931-1939) así como los planteados en el exilio (1939-1977). Nuestra investigación comienza con el estudio de la configuración de un nuevo espacio sonoro a partir de los días previos a la proclamación de la Segunda República en Eibar (Guipúzcoa), en abril de 1931. Dado que la Primera República no había legado un himno oficial, fue necesario improvisar un repertorio integrado, principalmente, por himnos de carácter histórico (La Marsellesa, Himno de Riego y La Internacional). Fruto de nuestra investigación hemos clasificado un vasto legado de nuevas partituras que buscaron su reconocimiento como himno nacional (Canto rural a la República Española; Himno Republicano Español; 14 de Abril,¿). Junto a ellas se entonaron himnos propios del imaginario republicano ya citados y un tercer grupo de obras que, sin haber surgido con la citada finalidad, fueron propuestas como himno de la República (¡Gloria a España! y Suspiros de España). Con objeto de suplir la carencia de un himno oficial, Manuel Azaña, desde el Ministerio de la Guerra, trasladó una comunicación a las Capitanías generales fijando, provisionalmente, la utilización de La Marsellesa como himno nacional; decisión corregida de manera inmediata en favor de El Himno de Riego mediante la publicación de sendas circulares en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, como parte del reglamento de rendición de honores del ejército. Este carácter ¿provisional¿ fue adquiriendo lentamente, en la percepción de los ciudadanos, la condición de ¿oficial¿, sin que existiera base jurídica para ello. Por tanto, y como conclusión final, la Segunda República no tuvo un himno oficial propio. En su defecto, el Himno de Riego experimentó un proceso de institucionalización por el que asumió funciones de representación como himno de la República, nunca refrendadas legalmente.