Prevalencia de trastornos psicológicos en población española víctima de atentados terroristas
- GUTIERREZ CAMACHO, SARA
- María Paz García Vera Directora
- Jesús Sanz Fernández Director
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 20 de enero de 2016
- Carmelo Vázquez Valverde Presidente
- Fernando Chacón Fuertes Secretario
- José Manuel Rodríguez Uribes Vocal
- María Isabel Comeche Moreno Vocal
- José Juan Vázquez Cabrera Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Introducción: El terrorismo es uno de los problemas más graves a nivel mundial. España, lejos de ser una excepción, ha sufrido atentados terroristas de forma continuada durante décadas. Objetivos: Los objetivos principales de esta investigación eran estimar la prevalencia a muy largo plazo del trastorno por estrés postraumático (TEPT), de los trastornos del estado de ánimo, de otros trastornos de ansiedad distintos de TEPT y del trastorno adaptativo en víctimas del terrorismo y analizar la influencia de varios factores (tipo de víctima, sexo, edad, tipo de atentado terrorista, tiempo transcurrido desde el atentado terrorista) sobre la prevalencia de los trastornos mentales. Relevancia del estudio empírico: Hasta el momento no hay ningún estudio que haya examinado las consecuencias psicopatológicas de los atentados terroristas en términos de trastornos psicológicos diagnosticables a muy largo plazo, por ejemplo, después de 20-30 años. En este estudio se utilizó una entrevista diagnóstica estructurada, lo cual aporta una mayor fiabilidad que los estudios basados en instrumentos de cribado. Se analizaron, por un lado las víctimas directas y por otro los familiares de estas, haciendo una distinción entre familiares de heridos y familiares de fallecidos, distinción que no se ha encontrado en otros estudios previos. Siendo uno de los estudios que ha examinado una muestra más amplia de víctimas directas y familiares. Método: Se obtuvo una muestra de 507 víctimas adultas, miembros de la Asociación Víctimas del Terrorismo o de asociaciones regionales de víctimas del terrorismo. Todas ellas fueron evaluadas con la versión clínica de la Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos del Eje I del DSM-IV (SCID-I-VC). La mayoría de las víctimas eran víctimas directas (34,7por ciento), siendo un porcentaje similar el de familiares de fallecidos (32,5 por ciento) y un poco menor el de familiares de heridos (25,4 por ciento), aunque algunas víctimas combinaban varias de esas condiciones (7,3 por ciento). Se calcularon las prevalencias puntuales y vitales de cada uno de los trastornos mentales y se realizaron análisis de regresión logística binaria para comprobar la influencia sobre esas prevalencias del tipo de víctimas (herido, familiar de fallecido y familiar de herido), el sexo, la edad, el tiempo transcurrido desde los atentados y el tipo de atentado (masivo frente o no masivo). Resultados: Después de una media de 21,5 años desde los atentados terroristas, un 50,3 por de las víctimas presentaban un trastorno mental. El trastorno más prevalente fue el TEPT (26,8), seguido por el trastorno depresivo mayor (17,9), la fobia específica (15), el trastorno de angustia (13,4) y el trastorno de ansiedad generalizada (11,8). Estas prevalencias fueron mucho mayores que las encontradas en la población general española (Haro et al., 2006). Los análisis de regresión logística binaria revelaron que el tiempo transcurrido desde los atentados no tenía un efecto significativo sobre la prevalencia de los trastornos mentales, pero sí lo tenían el tipo de víctima, el sexo, la edad y el tipo de atentado terrorista. Encontrándose también diferencias en las prevalencias puntuales y vitales de algunos trastornos psicológicos. Pudiendo decir que, en general, las víctimas heridas, los familiares de fallecidos, las mujeres y las personas jóvenes son grupos de víctimas con mayor riesgo de sufrir un trastorno psicológico tras un atentado terrorista. Conclusiones: Después de un atentado terrorista puede aparecer una gran variedad de trastornos mentales diagnosticables y estos trastornos pueden persistir incluso a muy largo plazo, siendo la prevalencia de estos trastornos mucho mayor que en la población general. Precisando, por tanto, una atención especializada, incluso muy largo plazo. Teniendo especial importancia el seguimiento de aquellos grupos con factores de riesgo (víctimas heridas, los familiares de fallecidos, las mujeres y las personas jóvenes).