La ruina como procesoRobert Overby, Gordon Matta-Clark, Francesca Woodman y su legado

  1. MORENO TEVA, MARIA LINAREJOS
Dirigida por:
  1. Josu Larrañaga Altuna Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 15 de diciembre de 2015

Tribunal:
  1. Víctor Francisco Fernández-Zarza Rodríguez Presidente
  2. Rut Martín Hernández Secretaria
  3. Bárbara Sainza Fraga Vocal
  4. Oscar Alonso Molina Vocal
  5. Sagrario Aznar Almazán Vocal
Departamento:
  1. Pintura y Conservación-Restauración

Tipo: Tesis

Teseo: 142313 DIALNET

Resumen

Desde el año 2005 bienales, galerías, centros de arte contemporáneo y exposiciones de tesis cuentan entre sus filas con artistas que, de una u otra manera, utilizan ruinas o restos. Por otro lado, se multiplican los artículos y estudios académicos al respecto. El antecedente a tales prácticas que traza la literatura existente es claro: Gordon Matta-Clark. Lo que emplazaría la trayectoria de estos artistas en una línea sucesoria de las prácticas posminimalistas, el Earth Art, el Arte Povera o un concepto clave como la entropía de Robert Smithson. La multiplicación de este fenómeno no ha hecho más que poner de manifiesto la necesidad de plantear una investigación que defina quién fue realmente el pionero de lo que parece un nuevo procedimiento, implantado de manera tan generalizada como anteriormente lo hicieran la madera o el bronce. Por otra parte, la explicación metalingüística, que explica la práctica artística desde la propia práctica artística, resultaría insuficiente para explicar el asombroso resurgimiento de este fenómeno desde mediados de la primera década del siglo XXI. Intentando responder a estas cuestiones y dentro del contexto de las investigaciones sobre procedimientos artísticos, esta tesis aborda la relación entre el material de la ruina y el artista, para crear un marco desde el que poder estudiar las creaciones artísticas contemporáneas. Afrontándola desde una perspectiva transhistórica, transgeográfica y a través de las disciplinas de la historia del arte, la economía, la antropología y la filosofía, en particular, en sus definiciones del espacio y del ritual. De forma más concreta, examina la discontinuidad que defiende que acontece a finales de los años sesenta del siglo XX cuando el artista abandonaba el plano de contemplación para introducirse corporalmente en la ruina y experimentarla físicamente. Sostiene que en ese momento los restos dejarán de ser considerados un objeto real o inventado a representar, para constituirse como materia prima a partir de la cual realizar una nueva obra, para terminar proponiendo que es entonces cuando ¿a través de los planteamientos de artistas como Robert Overby, primero, y Gordon Matta-Clark y Francesca Woodman, después¿ surgirá un procedimiento innovador: la ruina como proceso. Este procedimiento quedará definido como una forma de arte procesual, en el que el proceso es entendido no solo como transformación de la materia de la obra, sino también del artista y de la sociedad a la que este pertenece y en donde la ruina es elegida por las cualidades semánticas específicas inherentes al propio material: revolución, imaginación y liminaridad, ofreciendo un instrumento de réplica social. El texto, que a través de numerosos ejemplos dibuja un mapa de las manifestaciones, reconsideraciones y tendencias asociadas con este procedimiento en el arte español y americano de la primera década del siglo XXI, ofrece así una respuesta a la proliferación evidenciada desde el año 2005. Esta fecha marca el comienzo de un periodo de crisis caracterizado, como el final de los años sesenta del siglo XX, por una desconfianza total en el sistema capitalista. De este modo, los artistas que acometerían el salto hacia la ruina ¿ese espacio que ha perdido su función¿, lo harían porque la ruina les ofrece el lugar en el que ponerse «al margen» de los intereses de la producción, a los que se oponen con firmeza, para realizar unos ritos de paso ¿que sería lo mismo que decir un proceso¿ con los que ansían transformar la sociedad. Esta es, por tanto, la razón donde habría que ubicar los cíclicos acercamientos a la ruina por parte de los artistas. La investigación fundamenta, así, la epistemología de este procedimiento artístico en la semántica material y sus conexiones con los mecanismos de transformación de la sociedad, ofrecidos por la antropología, revelando al artista Robert Overby como precursor.