Distracción, shock, interrupciónla recepción de Walter Benjamin en las prácticas artísticas contemporáneas
- CASTELLANO SAN JACINTO, TANIA
- Aurora Fernández Polanco Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 21 de enero de 2016
- Jesus Larrañaga Altuna Presidente/a
- Selina Blasco Secretaria
- Ana García Varas Vocal
- Fernando Broncano Vocal
- Fernando Jose Magalhaes Pinto Pereira Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Esta investigación parte de la intrigante expresión recepción en la distracción que Walter Benjamin introduce en todas las versiones del ensayo titulado La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Con ella define un nuevo modo perceptivo presente en la modernidad. Pese a que antes de este ensayo Benjamin asumiera la percepción distraída en un sentido negativo, a partir de él arroja una nueva luz sobre el término distracción y lo defiende ante sus detractores como una nueva forma de percepción imprescindible en su época. Profundizar en las diferentes versiones del ensayo de Benjamin ha resultado imprescindible para desentrañar el nuevo sentido que la distracción cobra para este autor. Con ese objetivo nos hemos remitido no sólo a sus versiones originales, en alemán y en francés, sino que también hemos ampliado su estudio al conjunto de la obra y correspondencia benjaminiana donde aparece la distracción. El estudio de estos textos nos ayudó a comprender los distintos sentidos aportados por el autor a este concepto. Otro de los términos claves para Benjamin es el shock. Lo situará dentro de la obra de arte moderno y, en concreto, de la cinematográfica. Desde su perspectiva, únicamente este tipo de shock conseguiría abrirse paso a través del bloqueado inconsciente del espectador, combatiendo así los efectos del shock genuinamente metropolitano, al que también se le suma el shock generado por los conflictos bélicos. Aunque no haya duda de que Benjamin ha sido el protagonista de nuestro análisis de la modernidad, resultaba imprescindible ampliar su perspectiva con otros estudiosos próximos a él, como Georg Simmel, Siegfried Kracauer y Bertolt Brecht. Una constelación que no sólo funciona desde el punto de vista teórico, sino que también compone un círculo de referencias y amistades para nuestro autor. La visión de todos ellos nos sirve para describir mejor la transformación de la percepción de la que Benjamin da cuenta. En cuanto a la relación entre atención y distracción, esta tesis pretende debatir el enfrentamiento que tradicionalmente mantienen entre sí. Para ello destacamos la existencia de un territorio compartido por ambas: la abstracción, donde se dan estados tanto atentos como distraídos. Además, el tipo de distracción que no ocupa el terreno abstraído implica una desviación de la atención, por lo que la atención sería parte constitutiva de su supuesto contrario. Aparte del punto de vista meramente perceptivo, el posicionamiento político de la distracción al pie de los postulados benjaminianos será esencial a la hora de confrontar este tema. Para diferenciar entre las diferentes tipologías asumidas como distracción, denominamos `endógena¿ a aquella que supone un falso desvío dentro de un sistema normativo y `exógena¿ a la que se corresponde con una fuga real y un medio de defensa. Por otra parte, rasgos nativos de la técnica moderna como la interrupción y sus derivados, la intermitencia, la interferencia y el bucle, contribuirán a modificar las formas de sensibilidad desde la modernidad en adelante, presentándose tanto disruptivos como potencialmente productivos. Estos rasgos se materializarán en una producción artística contemporánea en la que se reescribe una nueva lógica de creación y de recepción. Es en esas obras de arte, que abarcan desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, donde pretendemos reconocer los planteamientos benjaminiamos gestados en la modernidad. Con ellas configuramos un conjunto de casos que dan forma a un panorama artístico que evidencia a base de disfunciones ser parte de la técnica con la que está creado. Este punto de vista en el que la deficiencia puede adquirir no sólo potencial artístico, sino también político, es el que consideramos deudor del concepto de distracción que Benjamin establece.