Anestesia regional intravenosa bilateral con dosis bajas de lidocaína para el tratamiento de la hiperhidrosis palmar con toxina botulínica

Resumen

La hiperhidrosis palmar es una patología poco frecuente, pero que dificulta la vida de los pacientes. La inyección de toxina botulínica en las palmas consigue reducir de forma muy significativa la sudoración durante meses El procedimiento es muy doloroso debido a la sensibilidad de la zona palmar. En este trabajo nos proponemos comprobar la eficacia, seguridad y satisfacción por parte de los pacientes con una técnica anestésica que consiste en realizar una anestesia regional intravenosa con dosis bajas de lidocaína de forma secuencial e inmediata en los dos antebrazos, ARIVB , utilizando maguito de isquemia único. Comparamos además la eficacia y el dolor a la inyección del anestésico añadiendo bicarbonato a la lidocaína empleada en la ARIVB. Realizamos una encuesta de calidad de vida para evaluar el impacto de la administración de toxina botulínica en la vida diaria de los pacientes. La media de dolor con la administración de lidocaína fue de 3,10 más menos 2,12, la media de dolor del torniquete fue de 1,90 más menos 2,11 y la media de dolor con la infiltración de toxina botulínica fue de 2 más menos 1,94. La media de dolor de los pacientes a los que se administró la lidocaína pura fue de 3,64 más menos 2,22 y la de los pacientes a los que se administró lidocaína con bicarbonato fue de 2,17 más menos 2,00), resultando esta diferencia estadísticamente significativa con un valor p de 0,0003 menos 2,11 . De las 120 ocasiones en las que se realizó la técnica, se registraron 3 casos de absorción sistémica de anestésico local, pero no precisaron de intervención. El 98,3 por ciento de los pacientes quedaron satisfechos con la técnica anestésica. Se encontró una mejora significativa en la calidad de vida, en el cuestionario DLQI y en el HDSS. Concluimos que la ARIVB es una técnica anestésica segura y eficaz en el tratamiento de la hiperhidrosis palmar con toxina botulínica. La adición de bicarbonato al anestésico disminuye el dolor a la inyección, sin disminuir la eficacia. La calidad de vida de los pacientes tras el tratamiento mejora significativamente durante unos meses.