Los enclaves de la violencia en Colombia, 1998-2012
- María Dolores Lois Barrio Directora
- Heriberto Cairo Carou Director
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 11 de enero de 2016
- Fernando Harto de Vera Presidente
- Manuel Espinel Vallejo Secretario
- Sergio Caballero Santos Vocal
- Egoitz Gago Antón Vocal
- Erika María Rodríguez Pinzón Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El propósito fundamental de esta tesis doctoral es el de comprender cuáles y a qué responden los cambios de la geografía de la violencia derivada del conflicto armado colombiano entre los años 1998 y 2012. Así, la hipótesis fundamental es la de plantear una creciente periferialización del conflicto armado, que durante estos años, ha experimentado un mayor arraigo, en lo que a violencia armada de las FARC y del ELN se trata, en enclaves predominantemente fronterizos. Esta periferialización se corrobora con base en cuatro tendencias que, analizadas con profundidad, ocupan buena parte de la tesis. En primer lugar, la mayor concurrencia de las guerrillas de las FARC y el ELN sobre escenarios con cultivos ilícitos. Es decir, tanto las FARC como el ELN pasan a concentrar su presencia y activismo en escenarios cocaleros, lo cual invita a pensar en una mayor dependencia de estos en lo que a la continuidad del conflicto armado se trata. En segundo lugar, las políticas de seguridad acontecidas en Colombia entre 1998 y 2012, especialmente las dirigidas bajo la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe (2002-2010), han obtenido importantes resultados, en lo que a minimizar la presencia guerrillera, en enclaves centrales del país como Cundinamarca, Santander, Boyacá, Caldas, Quindío, Risaralda y buena parte de la costa Atlántica. Sin embargo, y a pesar de tratarse de prioridades militares, en el nororiente del país, especialmente en Arauca y Norte de Santander; en el suroccidente, principalmente en Cauca, Nariño, Huila y Tolima; y en el eje Meta ¿ Caquetá ¿Putumayo, las tendencias de activismo guerrillero no solo se han mantenido constantes sino que, además, se han incrementado. A lo anterior no afectó el paramilitarismo, en la medida en que se descarta que éste, verdaderamente, haya influido en las dinámicas de expulsión de la guerrilla sobre aquellos departamentos donde coincidieron en tiempo y lugar. Todo lo contrario, con la excepción de Antioquia y algunas regiones de la costa Atlántica, no se puede apreciar, con base en los indicadores que se plantean, que verdaderamente el factor paramilitar influyese en la reubicación geográfica de las guerrillas, especialmente de las FARC. Finalmente, la violencia estructural, si bien no se aborda como factor explicativo y causal del conflicto armado, sí que se muestra como una variable muy a tener en cuenta en las tendencias de cambio y continuidad de la violencia directa de las guerrillas. Aquellos departamentos con mayor presencia de FARC y ELN son, igualmente, buena parte de los departamentos con menores niveles de desarrollo económico y social del país. Asimismo, son en buena medida departamentos con gran arraigo de cultivos ilícitos, lo cual, se acaba consolidando como un binomio de alto valor agregado a efectos de atraer una mayor presencia guerrillera y dificultar un mayor éxito en lo que concierne a las políticas de seguridad. A todo lo anterior se llega gracias al análisis de las cartografías facilitadas por el Observatorio de Derechos Humanos y Derechos Internacional Humanitario adscrito, hasta 2014, a la Vicepresidencia de la República, y por medio de cuestionarios a 221 alcaldías del país y entrevistas en profundidad con actores involucrados en el conflicto armado, tanto del nivel gubernamental y de la Fuerza Pública, como de las FARC, el ELN, las AUC o las instancias garantes de los Derechos Humanos ¿ personeros ¿ en la institucionalidad local.