La evolución del concepto de Nación en la historia de los Estados Unidos (s. XIX)

  1. TIRADO SARTI, FRANCISCO JAVIER
Dirigida por:
  1. Rosa María Martínez de Codes Directora

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 18 de diciembre de 2015

Tribunal:
  1. Sylvia Lyn Hilton Stow Presidenta
  2. Rafael Palomino Lozano Secretario
  3. Montserrat Huguet Santos Vocal
  4. Carmen de la Guardia Herrero Vocal
Departamento:
  1. Historia de América y Medieval y Ciencias Historiográficas

Tipo: Tesis

Teseo: 122486 DIALNET

Resumen

Este trabajo de investigación histórico estudia la idea de nación en los EE.UU. desde la Declaración de Independencia a la Guerra Civil. La historiografía estadounidense, que por lo general reconoce la debilidad del Gobierno federal con anterioridad a la Guerra entre los Estados, ha dado por descontada la existencia de la nación desde la Declaración de Independencia. Este texto propone una visión alternativa, que niega la existencia de una nación estadounidense antes de 1865, en el sentido moderno que entiende el Estado-nación como la entidad política que merece la fidelidad suprema de todos los ciudadanos que lo componen, y analiza el surgimiento de dos naciones enemigas, Norte y Sur, en el seno de un Estado ampliamente descentralizado, donde el titular último de la soberanía no era el Gobierno federal, sino los Estados integrantes. Este escrito realiza un recorrido por los principales hitos en la construcción nacional del periodo, comenzando por la propia Declaración de Independencia, los Artículos de la Confederación, la creación de un territorio común a partir de las cesiones territoriales de los Estados, la redacción de la Constitución, su ratificación por parte de los Estados, el surgimiento del sistema de partidos, la aprobación de la XI enmienda, la creciente inquietud de Nueva Inglaterra tras el triunfo Republicano en las elecciones de 1800 y la pugna entre Estados libres y esclavistas por el control del Oeste, que trató de articularse a través de la concertación de una serie de ¿Compromisos¿, entre los que destacan los de 1820 y 1850. En la década 1860, la aparición de un partido estrictamente regional en el Norte, el Republicano, opuesto a la expansión de la esclavitud, supuso el fracaso de este modelo de ¿Compromiso¿ y devino en conflicto bélico. En cierto sentido, se trata de la narración de un fracaso tradicionalmente presentado como un éxito, la supuesta intemporalidad de la Constitución de 1787. Se intentará demostrar que el marco institucional diseñado por los Padres Fundadores no solo fue incapaz de contener las tensiones regionales, sino que su ambigüedad tendió a exacerbarlos. La falta de reconocimiento constitucional de la existencia de regiones con intereses contrapuestos impidió definir mecanismos de protección adecuados en caso de que una región alcanzara preponderancia sobre la otra, lo que, unido a la vaga definición de cuáles eran las prerrogativas del Congreso, generó una fuerte desconfianza, en aquellas regiones que se encontraban en minoría, hacia el Gobierno federal. La sensación de poder menguante fue lo que llevó a Nueva Inglaterra a convocar la Convención de Hartford en 1815, al percibir que la unión con los Estados del Sur se había convertido en una onerosa carga que requería de garantías constitucionales adicionales, y lo que provocó que el Sur se separase tras las elecciones de 1860, al constatar que sus intereses socio-económicos entraban en flagrante contradicción con la idea de nación defendida por la mayoría norteña. Esta tesis también es la negación de un mito, el de la excepcionalidad estadounidense, que presenta a Norteamérica como un continente libre de las pasiones nacionalistas europeas que contribuyeron a desencadenar dos guerras mundiales en el siglo XX. Por el contrario, defenderemos que la Guerra Civil fue consecuencia de la conjunción de circunstancias locales unidas a la influencia de corrientes intelectuales europeas, principalmente la idea de que cada nación ha de tener su propio Estado, a las que los EE.UU. fueron mucho más permeables de lo que sus historiadores han estado dispuestos a admitir. El Sur trató de ganar el reconocimiento internacional presentando su causa como la de un pueblo con conciencia de sí mismo que luchaba por liberarse del yugo del Norte. El Norte, ante el silencio imperante en la Constitución sobre si era posible una secesión, apeló a una ley universal que garantizaría la integridad territorial de las naciones.