"Zubiri y Tomás de Aquino en torno a la existencia de Dioscontribuciones a la integración de las ""Quinque viae"" y la vía de la religación"

Resumen

Xavier Zubiri propone un nuevo modo de acceso a la divinidad: la denominada ¿vía de la religación¿. Esta vía no resulta integrable con las propuestas por el Aquinate, ya que, según el pensador vasco, ni el punto de partida ni el punto de llegada de las quinque viae son satisfactorios. Zubiri sostiene que dichas vías no parten de hechos cósmicos inconcusos, sino de una interpretación de la realidad sensible, como es la metafísica de Aristóteles. En nuestro estudio, sin embargo, hemos podido comprobar que santo Tomás parte, en cada una de sus demostraciones, de datos que considera como hechos genuinos y no sólo aparentes. En cuanto a los términos de llegada, Zubiri afirma que no queda suficientemente probado que las quinque viae coincidan entre sí en desembocar en un único ente, y que ese único ente sea justamente Dios. Sin embargo, cabe decir que las cinco vías concuerdan en la búsqueda de la causa propia universalis de cada uno de los hechos de los que parten, a través de la utilización, en cada una de las demostraciones, de la triple vía propuesta por el Pseudo-Dionisio Areopagita para acercarnos al conocimiento de Dios y sus atributos. Esta triple vía desemboca en un único ser que es propiamente Dios, porque sólo Él es el único poseedor de perfecciones con un grado de excelencia infinito. La crítica de Zubiri a las quinque viae queda enmarcada en el seno de la que el filósofo vasco dirige a la metafísica occidental, la cual ha incurrido en lo que denomina la entificación de la realidad y la logificación de la inteligencia. Desde esta última crítica, hemos podido iniciar una tarea de integración de las quinque viae y la vía de la religación. Según Zubiri, el hombre aprehende las cosas como reales, ¿quedando¿ la realidad en la impresión intelectiva como algo ¿de suyo¿. Y en esa aprehensión, la realidad le domina y se apodera de él. Es el ¿poder de lo real¿, apoderamiento que el filósofo vasco denomina religación. En esto consiste, según Zubiri, el problema de Dios. Pues bien, la religación nos lanza, allende la aprehensión, a la búsqueda del fundamento del poder de lo real, que para nuestro pensador, es una realidad absolutamente absoluta, la esencia metafísica de Dios. Para Zubiri, Dios es una realidad intrínsecamente accesible por sí misma que arrastra al hombre hacia sí. Y será a través de un proceso intelectivo, forzosamente abierto por el hecho inconcuso de la religación, como el hombre accede a Dios. Dicho proceso intelectivo conduce al hombre a la creencia última sobre la cual ha de vivir: teísta, agnóstica o atea. En cuanto a nuestra tarea de integración entre las quinque viae y la vía de la religación, hemos visto que ambas líneas de pensamiento confluyen no sólo en su punto de llegada ¿ Dios como realidad última ¿, sino también en el punto de partida: la presencia trascendente de Dios en las cosas. No obstante, Zubiri sostiene que el poder de lo real se percibe más acusadamente en la propia realidad personal. Ahora bien, dicha afirmación es perfectamente asumible desde la filosofía tomista, la cual en ningún caso interpreta al hombre como cosa meramente natural. Un nuevo punto de confluencia podemos apreciar entre las vías tomistas y la doctrina de la religación, si nos apoyamos en lo que Zubiri denomina ¿la caducidad de lo real¿, que consiste en el carácter constitutivamente limitado de las cosas del mundo. La ¿caducidad de lo real¿ es la razón adecuada de la necesidad de una causa primera, que es propiamente Dios.