La calidad de la democracia en España y Chileun estudio a partir de la desigualdad social y el elitismo político

  1. Alvsrado Espina, Eduardo
Dirigida por:
  1. Jaime Ferri Durá Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 22 de junio de 2017

Tribunal:
  1. Paloma Román Marugán Presidenta
  2. Leticia M. Ruiz Rodríguez Secretaria
  3. Antonio Garrido Rubia Vocal
  4. Óscar Ignacio Mateos de Cabo Vocal
  5. Jaime Pastor Verdú Vocal
Departamento:
  1. Ciencia Política y de la Administración

Tipo: Tesis

Resumen

La irrupción en 2011 de movimientos políticos con amplio apoyo ciudadano "15M, Occupy Wall Street, Movimiento Estudiantil" en países con democracias consolidadas, reabre el debate teórico-empírico respecto al funcionamiento de la democracia tal cual la conocemos. En este sentido, la alta legitimidad social que alcanzan estos movimientos en su oposición a las élites, como sucede en España y Chile, revelaría la existencia de una disfuncionalidad entre representación política y soberanía popular, originada por un deficiente rendimiento de las instituciones democráticas. Esta premisa implicaría que aspectos sustanciales de la democracia, que definen la relación entre élites políticas y ciudadanía, carecen de calidad. Siguiendo la premisa enunciada, esta investigación aborda el estudio de la democracia y su calidad en España y Chile, a partir de dos variables estructurales que se consideran determinantes para establecer la calidad del contenido y los resultados del proceso democrático: la desigualdad social y el elitismo político. Con este objeto, el estudio se centra en explorar los efectos que estas dos variables pueden producir en tres componentes sustantivos de la democracia: igualdad política, pluralismo político y accountability. Aspectos a los que se les confiere un papel articulador de la relación entre representación política y soberanía popular. Para alcanzar el objetivo propuesto, las dos variables explicativas se operacionalizan a través de un modelo multidimensional de calidad de la democracia, que incluye siete dimensiones sustantivas y evaluables. Estas vinculan los procesos y contenidos de la democracia con su entorno societal, y son las siguientes: 1) representación de la ciudadanía en la toma de decisiones; 2) capacidad de agencia o accountability vertical; 3) competencia electoral inclusiva del pluralismo político; 4) mecanismos de democracia directa; 5) soberanía popular efectiva; 6) brecha de desigualdad; y 7) el gasto social como factor igualador. Asimismo, para obtener una visión de conjunto, que no esté sólo restringida a los procesos y contenidos de la democracia, se incluye una variable de control que se identifica con la valoración que realizan los ciudadanos de este régimen político. Esta variable es la de resultados, evaluada mediante la cultura política y la capacidad de respuesta de los gobiernos a la voluntad popular, la responsaviness. Una de las principales conclusiones de la investigación es que la persistente praxis elitista de la política conduce, en los dos países, a que el sistema político produzca una alta concentración del poder y posibilita que las élites políticas escapen al control de los ciudadanos; ambos sistemas destacan por una deficitaria rendición de cuentas. Además, se observa una concomitancia de intereses entre gobiernos y élite empresarial que se legitima como dinámica del poder político. De este modo, el poder corporativo legitima al poder político, provocando rendimientos democráticos cada vez más deficientes. También se concluye que algunos síntomas de desafección, tales como una menor participación política institucional o el alto rechazo a la política, están directamente relacionados con el retorno al capitalismo del laissez faire que postula la hegemonía ideológica conservadora-neoliberal. En términos políticos, esto se expresa en el consenso respecto al binomio compuesto por democracia liberal y mercado, promovido por las élites que han gobernado en las últimas décadas en ambos países. En definitiva, las democracias de España y Chile han ido perdiendo calidad en aspectos fundamentales durante las últimas dos décadas, especialmente en su capacidad para representar e incluir el pluralismo político, social y cultural, al tiempo que la igualdad política no se plantea como un objetivo relevante y la rendición de cuentas institucional pierde su efectividad.