Fibrilación auricular en pacientes con enfermedad tromboembólica venosaevolución y validación de escalas de riesgo de ictus y de sangrado

  1. TORO CERVERA, JORGE DEL
Dirigida por:
  1. Manuel Monreal Bosch Director/a
  2. Luis Antonio Álvarez-Sala Walther Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 02 de febrero de 2016

Tribunal:
  1. Elpidio Miguel Calvo Manuel Presidente
  2. L. Collado Yurrita Secretario
  3. Carmen Suárez Fernández Vocal
  4. Pilar Llamas Sillero Vocal
  5. Jorge Francisco Gómez Cerezo Vocal
Departamento:
  1. Medicina

Tipo: Tesis

Resumen

La fibrilación auricular (FA) es la arritmia sostenida más frecuente, y la enfermedad tromboembólica venosa (ETV) que comprende la trombosis venosa profunda y la embolia de pulmón, es la tercera causa de muerte cardiovascular. Ambas coinciden en un mismo paciente en un número elevado de casos. La FA además de ser un importante factor de riesgo de ictus puede condicionar un peor pronóstico de la enfermedad tromboembólica venosa en cuanto a recurrencia de la mísma, aparición de hemorragias y mortalidad. En las dos situaciones se utilizan el mismo tipo de fármacos anticoagulantes por las características similares del trombo auricular y el venoso. Sin embargo la heparina de bajo peso molecular es utilizada con frecuencia en la tromboembolia venosa y no en la fibrilación auricular, donde se desconoce su eficacia. El efecto adverso más importante del tratamiento anticoagulante es la hemorragia, que puede ser grave y condiciona su uso. Existen unas escalas validadas de predicción del riesgo de ictus y de hemorragia en los pacientes con fibrilación auricular (denominadas CHADS2 y HAS-BLED) de las que se desconoce su capacidad predictiva en los pacientes que han tenido ETV. El presente trabajo estudia 28.036 pacientes consecutivos con un episodio agudo de tromboembolia venosa (embolia de pulmón o trombosis venosa profunda) en FA o ritmo sinusal y compara ambas subpoblaciones al inicio y durante el seguimiento con tratamiento anticoagulante. Los pacientes con FA eran un 6,7 por ciento del total, tenían una edad media mayor, eran más frecuentemente mujeres y tenían más comorbilidad. La tasa de recurrencia de tromboembolia venosa no fue diferente entre los pacientes con y sin FA y la tasa de ictus fué mayor en los pacientes con FA. La tasa de hemorragias fue también mayor en los pacientes con FA que aquellos con ritmo sinusal, y durante los primeros meses tras el evento agudo fue superior a la suma de recurrencia de tromboembolia venosa y de ictus. La mortalidad fue superior en los pacientes con FA y no tuvo relación con la recurrencia de trombosis venosa , el ictus ni las hemorragias. Los pacientes con FA tratados con heparina de bajo peso molecular tuvieron la misma tasa de ictus que los tratados con fármacos antivitamina K. Por último, las escalas CHADS2 y HAS-BLED no discriminaron según su puntuación total el riesgo de ictus y de hemorragias respectivamente en la población con tromboembolia venosa y FA. El área bajo la curva de las curvas ROC fue de 0,49 para la escala CHADS2 y de 0,53 para la escala HAS-BLED.