Análisis del gasto de bolsillo en salud en Perú

Resumen

Perú está implementando una política de aseguramiento universal en el sector salud para mejorar el acceso y proveer protección financiera a su población. El eje central de su política es la expansión del aseguramiento a través del seguro público (SIS) focalizado a la población pobre y vulnerable. A pesar de la expansión del aseguramiento en los últimos años persiste un alto nivel de financiamiento a través del gasto de bolsillo en salud de los hogares, que se traduce un riesgo financiero. Paralelamente, permanece el reto de asegurar a la población de clase media que no tiene la opción de la seguridad social en salud por el alto nivel de informalidad del mercado laboral. La investigación realiza un análisis del comportamiento del gasto de bolsillo en salud, en especial de los grupos que salen de pobreza, identificando los determinantes que llevan a que los hogares prefieran el gasto de bolsillo al aseguramiento e identificar aquellos aspectos de las recientes reformas que no generan la respuesta positiva de la población hacia un mayor aseguramiento. Se utiliza una base de datos panel que permite hacer el seguimiento de los hogares durante cinco años, para entender cómo su comportamiento frente a los problemas de salud va cambiando con los cambios en las condiciones de los hogares. Los hallazgos del análisis muestran que la afiliación al SIS contribuyó a disminuir la inequidad en el acceso a salud y el porcentaje de pobres con cobertura se incrementó, así como la protección a grupos vulnerables. En el proceso fueron experimentando una menor protección financiera al incrementarse su gasto de bolsillo en salud. Existe una tendencia de la población asegurada en el SIS a permanecer en éste incluso entre los que salen de pobreza. Cuando los hogares no pobres no tienen seguro, estos no perciben opciones para su aseguramiento, y pocos entran a la seguridad social y aún menos compran seguros privados. La seguridad social no ha sido activa en la política de aseguramiento, mostrando una escasa capacidad para absorber a la PEA con nuevos planes de salud y propuestas integrales de protección social. La mayor demanda de servicios impulsada por la ampliación del aseguramiento puso en evidencia la debilidad de la oferta de servicios. La demanda de los pobres se reorientó a farmacias y la automedicación y a no buscar atención; y en los no pobres a buscar atención en el sector privado. Se encontró que durante el período de análisis el gasto de bolsillo con relación al gasto total del hogar de los no pobres se mantuvo en 4,5%. Este gasto se encuentra dentro del rango equivalente al valor de la prima del régimen semicontributivo y del aporte de un ingreso promedio a la seguridad social y podría servir de referencia al valor que los no pobres estarían dispuestos a pagar por una prima. Sumaría la necesidad de añadir valor a la oferta de servicios para que se ajuste a sus necesidades de atención, mejorando el acceso, los tiempos de espera y la disponibilidad de medicamentos a precios asequibles. La situación del bajo aseguramiento de los no pobres pone de manifiesto que el país ha postergado decisiones sobre el derecho a la seguridad social en salud. Los logros alcanzados en los últimos años sobre el aseguramiento y las pérdidas en el tema previsional (retiros hasta el 95% de los fondos previsionales de las AFP) dan un balance negativo para la protección social. Así mismo, a pesar que el financiamiento público en salud ha crecido éste resulta insuficiente. Existen brechas por cerrar para mejorar el acceso de la población a servicios de salud que ocasionan el incremento del gasto de bolsillo. La desprotección financiera a los pobres y la de los no pobres por un escaso nivel de aseguramiento pone en riesgo la sostenibilidad de la política de aseguramiento y el logro del objetivo de cobertura universal.