La integración latinoamericana y el regionalismo estratégicocaso Mercado Común del Sur y Alianza del Pacífico

  1. ABRUSCI QUIJADA, CAROLINA ISABEL
Dirigida por:
  1. Luis Daniel Álvarez Vanegas Director/a
  2. Ludolfo Paramio Rodrigo Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 13 de septiembre de 2017

Tribunal:
  1. María Esther del Campo García Presidenta
  2. Concepción Anguita Olmedo Secretaria
  3. Sergio Caballero Santos Vocal
  4. Adolfo Calatrava García Vocal
  5. Laura Ruiz Jiménez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 534170 DIALNET

Resumen

El mundo de hoy es un lugar excesivamente complejo, altamente interconectado, con la existencia de una diversidad de actores que ha despojado al Estado, definitivamente, de su rol protagónico en la arena internacional. En un escenario como ese, la cooperación y la integración aparecen como alternativas atractivas ¿y hasta necesarias- para fomentar la estabilidad y la competitividad de países, empresas, organizaciones e incluso individuos de todo el mundo. La complejidad de la dinámica global ha llevado a repensar la integración. A las necesidades comerciales y económicas, que son las que en gran parte de los casos motivan e impulsan la integración, hay que añadirle elementos del contexto global, como por ejemplo que la ¿tríada¿ del poder político-económico mundial ha perdido capacidad de marcar la pauta. Ni Estados Unidos, ni la Unión Europea, ni Japón, quieren, ni pueden, dictar línea. El mundo del G-20 podrá mantenerse formalmente, pero en términos fácticos es cosa del pasado. Tal como lo ha advertido Ian Bremmer, se ha reconfigurado la arena internacional bajo la estructuración de un G-0 en el que nadie tiene peso suficiente para emprender acciones determinantes. Esto ha generado un escenario en el cual absolutamente ¿todos los actores juegan¿, pero en el que nadie juega solo. A la luz de estas consideraciones, la presente investigación se ha planteado como objetivo general estudiar el estado de la integración latinoamericana a la luz del regionalismo, con base en las experiencias del MERCOSUR y la AP como bloques de mayor peso. Con un nuevo tablero geopolítico y geoestratégico mundial, la forma en la que la región ha buscado insertarse en las conversaciones que está teniendo el mundo han cambiado considerablemente. Esta investigación pudo determinar que nos encontramos atravesando una cuarta corriente de regionalismo. El ¿Estado¿ -y sus gobiernos- deben comprender que ya no hay, desde hace mucho tiempo, un marcado protagonismo en la arena internacional. Que la relación entre Estados puede ser ¿pluri¿. Que la relación entre bloques puede ser ¿mega¿. Que entran en la escena actores tan variados como lo puede ser, por ejemplo, un individuo sentado en su casa, ingresando al sistema de cualquier gobierno y poniendo en jaque la estabilidad de millones con tan sólo un click. Y en medio de esos dos actores polares -Estado e individuos-, están las empresas, las universidades, y un abanico minado de diversidad que complejiza el escenario, a la vez que lo enriquece. Esta reconfiguración mundial genera un nuevo modelo de relación entre actores que se piensan ya no entre ellos (inter), sino los unos a través de los otros (trans). El declive de la tercera corriente de regionalismo vino marcado por una aspiración de rescate de las certezas, con el valor de las lecciones aprendidas, y con la apuesta de una búsqueda hacia la convergencia. Con ese panorama y frente a la necesidad de sumarse al diálogo mundial, América Latina, y el resto de bloques en el mundo, se han visto en la necesidad de apostar a un pragmatismo que se convierte en el núcleo duro y definitorio de una nueva corriente. El MERCOSUR, diseñado y pensado a la luz del regionalismo, tiene la ardua tarea de replantearse las estrategias que le permitan su adaptación, y con ello, su supervivencia. No es imposible si se tiene en cuenta que ha habido interesantes cambios que apuntan a esa voluntad manifiesta, además del gigantesco potencial que tiene un bloque que representa a la quinta economía del mundo. En contraste, la Alianza del Pacífico se diseña y desarrolla a la luz de un mundo cambiante que exige grandes posibilidades de flexibilidad, logrando con éxito una rápida adaptación y una eficiente concreción de objetivos que, si bien en el corto plazo ha representado una fortaleza, al largo plazo puede llegar a representar una importante debilidad.