Iphigenie o la templanza de las emociones. Consideraciones estético-educativas en la Weimarer Klassik

  1. Domínguez Rozas, Jose Antonio
Dirigida por:
  1. Arno Gimber Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 22 de enero de 2016

Tribunal:
  1. Berit Balzer Haus Presidenta
  2. Bernd Marizzi Secretario
  3. Ana Ruiz Sánchez Vocal
  4. Ingrid Cáceres Würsig Vocal
  5. Francisco Manuel Mariño Gómez Vocal
Departamento:
  1. Filología Alemana y Filología Eslava

Tipo: Tesis

Resumen

En la Iphigenie auf Tauris de Goethe la naturaleza del hombre es mostrada en contrapuestos psicológicos para construir el necesario término medio que equilibra la doble constitución sensorial y racional de la condición humana. En esta obra la protagonista se convierte en el núcleo del desarrollo de la revolución interna que sufre cada uno de los personajes, actuando éstos en unos roles que van mutando cuando se enfrentan al mensaje ilustrado esgrimido por Iphigenie y prendiendo en cada uno de ellos los principios morales que todas las personas contienen en su seno de forma más o menos latente por el hecho de ser seres racionales. Es a partir de aquí que se pretende determinar cómo es posible educar para llegar a la auténtica libertad a través del arte, a través de la experiencia estética de la belleza, procediendo los individuos entonces al margen de prejuicios con el fin de intentar abrazar la anhelada comunidad humana. Para tal fin, Kant establecerá la base de una ética ilustrada y en su Kritik der Urteilskraft ofrecerá los elementos necesarios al Juicio humano para emitir cualquier juicio de gusto. La revista de psicología de Moritz concretará la personalidad de cada uno de los diferentes personajes de la obra y su estética sentará las bases para el concepto de Naturaleza. Winckelmann elevará el arte griego hasta la manifestación de la idealidad de la condición humana, en tanto que elevó lo clásico a la expresión de la propia belleza divina que encierra lo noble y sereno del carácter humano. Finalmente, con Schiller se establece con el marco construido una concepción de la belleza que instituye de forma estética la propia libertad de la persona en la misma experiencia de la obra de arte.