La novelística de Ricardo Menéndez Salmón (1999-2016)

  1. MARTÍN BERNARDOS, LAURA
Dirigida por:
  1. Epicteto Díaz Navarro Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 20 de junio de 2017

Tribunal:
  1. Isabel Visedo Orden Presidenta
  2. Marcos Roca Sierra Secretario
  3. José Ramón González Vocal
  4. María Rubio Martín Vocal
  5. José Luis Calvo Carilla Vocal
Departamento:
  1. Literaturas Hispánicas y Bibliografía

Tipo: Tesis

Resumen

Ricardo Menéndez Salmón (1971) es un escritor español que ha escrito once novelas hasta el momento: La filosofía en invierno (1999), Panóptico (2001), Los arrebatados (2003), La noche feroz (2006), La ofensa (2007), Derrumbe (2008), El corrector (2009), La luz es más antigua que el amor (2010), Medusa (2012), Niños en el tiempo (2014) y El Sistema (2016). Empezó a ser conocido por crítica y público a raíz de la aparición de su llamada ¿trilogía del mal¿, título que engloba La ofensa (2007), Derrumbe (2008), y El corrector (2009) cuyo estudio abordé anteriormente e integro en este trabajo. Esta Tesis abarca las once obras para definir la trayectoria del autor y reflejar al mismo tiempo los mundos, personajes, significados y particularidades que presentan. Cada una de ellas es necesaria para aportar un paisaje general de la novelística del autor. Incluso las primeras contienen la misma potencia intelectual, formal, estilística y narrativa que perpetúan novelas posteriores. Las constantes en las que reposan las novelas de Menéndez Salmón son la incierta habitabilidad del mundo y los paliativos ante esta constatación, fundamentalmente el arte, y dentro de él, la literatura, que supone una forma imperfecta de comprender el mundo y las verdades esenciales que encierra. En este propósito, el escritor no abandona una retórica poderosa que golpea la lectura a través de fuertes imágenes que ayudan a transmitir los problemas que trata y que suponen un equilibrio entre la emoción y su tendencia evidente hacia el ensayo. Esta naturaleza híbrida no la muestra únicamente la coexistencia entre ficción y no ficción, sino que también está representada por la presencia de textos de diferente género. Este punto indica, por supuesto, perspectivismo, pero también, y más contundentemente, la inaprehensibilidad del mundo, su complejidad inherente y la constatación de que ya no hay un todo que relatar, enfrentándose así al pensamiento hegeliano. El arte se concibe como refugio contra la tragedia, incluso para los personajes abyectos. El amor es el otro remedio, a pesar de su imperfección. La genealogía del amor es la única capaz de hacer frente a la abyección que, una vez desencadenada, tiene una capacidad expansiva ilimitada. Las máscaras que el terror adopta, que afectan inevitablemente al individuo, son la guerra (La ofensa), la enajenación (Panóptico), la enfermedad (La luz es más antigua que el amor) o el terrorismo (El corrector). Cada una de ellas presenta una fascinación que facilita su continuidad y pervivencia, conduciendo a aquellos atrevidos que han decidido, consciente o inconscientemente, a un viaje de imposible retorno. Otra de las soluciones que Menéndez Salmón propone para enfrentarse a este mal, una vez que el mismo ha hecho estallar la genealogía del amor y ha emprendido su devastación, es la preservación de la memoria, como en el caso de la guerra (Medusa), que supone un elemento fundamental para retener la brutalidad, señalar la responsabilidad humana en ella, e intentar que gracias a ese recuerdo, no vuelva a repetirse la abyección en el futuro, aunque no se muestre demasiado optimista al respecto. La Historia, conceptuada como continente de la falsa idea del progreso, cuna de injusticias caídas en el olvido, sólo puede encontrar perdón gracias al tiempo y al arte. El siglo pasado marcado por la brutalidad del hombre y por tanto, ejemplo supremo de una humanidad derrotada y emocionalmente devastada, es el terreno perfecto sobre el que establecer una advertencia, si no es tarde, sobre una sociedad quizás ya inmersa en esa era poshumana que anuncia El Sistema. En esta alarma, Ricardo Menéndez Salmón, utiliza la contundencia de una expresión que no puede ser otra para formularla, de la misma manera que elige el arte, en concreto la literatura, para sostenerla.