La vejez en la pintura de la Edad Modernauna mirada de género

  1. Escario Rodríguez-Spiteri, Pilar
Dirigida por:
  1. Inés Alberdi Alonso Directora
  2. Dolores Fernández Martínez Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 08 de junio de 2017

Tribunal:
  1. Cecilia Castaño Collado Presidenta
  2. Beatriz Fernández Ruiz Secretaria
  3. María Rosario Sánchez Morales Vocal
  4. Javier Callejo Gallego Vocal
  5. Javier García-Luengo Manchado Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El envejecimiento es un proceso de gran complejidad por las circunstancias que acompañan a los seres humanos. Las formas de envejecer son distintas como consecuencia de un proceso sociocultural y de una realidad determinada y diferente para cada persona. La vejez es una fase de un proceso y, a la vez, una idea asociada al cambio y a un sistema inestable e irreversible que acaba con la muerte. Existe un concepto de la vejez que se ha insertado en una sociedad no preparada para aceptarla y que la deprecia, generando efectos no deseado para las personas cuando llegan a ella. Una de las múltiples consecuencias de este concepto desvalorizado de la vejez se proyecta en la imagen femenina en muchos ámbitos sociales y culturales, entre ellos el artístico, un hecho recurrente desde la antigüedad como hemos podido comprobar en la presente investigación. Así mismo hemos comprobado cómo los estudios que han tratado el género y la vejez y el arte, no han prestado suficiente atención a la conexión entre estos aspectos. El estudio de la fusión entre ellos ha sido el eje vertebrador de este trabajo. A lo largo del mismo hemos observado como la imagen de la mujer anciana representada en la pintura es el resultado de los prejuicios heredados de los textos literarios, de las creencias religiosas y del discurso patriarcal imperante en la sociedad. En el arte pictórico, la imagen del envejecimiento femenino constituye un relato misógino que convierte a la mujer en un ser secundario y discriminado frente al masculino, valorado prioritariamente como sujeto cuando llega al envejecimiento. El marco pictórico para este estudio ha sido la Edad Moderna, que incluye Renacimiento y Barroco. El giro al Renacimiento desde la Edad Media supuso un cambio histórico por el que se traslada el interés desde el cristianismo hacia otras ideas que sitúan al ser humano como centro del universo. Y partiendo de su principio filosófico, el humanismo, tuvo un gran auge el retrato. En este género hemos podido comprobar la escasez de obras femeninas en retratos y autorretratos frente a las obras masculinas, no a causa de a insuficiencia de pintoras, sino debido al olvido social y a la falta de medios puestos a su alcance. La representación de la vejez femenina se ha desarrollado siguiendo un sistema de valores que incluye elementos dominados por una idea centrada en su proximidad a la muerte y estéticamente sometida a la prevalencia de un ideal de perfección que consagra la juventud como plenitud y riqueza frente al deterioro corporal y emocional que presenta a la mujer como un ser discriminado por su envejecimiento, culpable de su ancianidad y castigada por la pérdida de belleza y fecundidad. Por el contrario, la vejez masculina se representa revestida de una simbología que se traduce en sabiduría, experiencia, y dignidad, mostrando una imagen poderosa, impregnada de serenidad y marcada por una ausencia de todo signo de deterioro de su virilidad. La cultura y las ideas religiosas inspiraron sentimientos críticos hacia la mujer anciana, y se recoge por la pintura en imágenes terribles asociadas a vicios y pecados como la envidia o la avaricia, reflejando una conducta moral censurada por las ideas misóginas de la sociedad, en la que estaban inmersos los artistas. En nuestro análisis acerca de la vejez femenina hemos señalado una importante excepción en la pintura de Países Bajos de los siglos XVI y XVII. En los interiores de la pintura flamenca se representa la vida cotidiana apareciendo las mujeres mayores integradas en estos ambientes, ejerciendo actividades como coser, tejer, leer y dedicadas al cuidado de sus familiares o a sus devociones religiosas. Consideramos que este estudio puede abrir otras vías estudio sobe la vejez femenina. Es necesario llamar la atención y estudiar cómo se realiza su representación para conocer si se siguen perpetuando los valores discriminatorios detectados en este trabajo frente a la vejez masculina.