Los príncipes de la Acaciaregistros de la nobleza titulada en las logias masónicas durante los siglos XVIII y XIX
- ALVARADO PLANAS, JAVIER
- José María de Francisco Olmos Director
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 19 de enero de 2017
- José Luis Gonzalo Sánchez-Molero Presidente
- Carmen Losa Contreras Secretaria
- Jaime de Salazar Acha Vocal
- Concepción Gómez Roán Vocal
- Emma Montanos Ferrín Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Carecíamos de un estudio de conjunto sobre la influencia de la alta nobleza en la masonería moderna o especulativa fundada en Londres en 1717 y expandida por toda Europa en pocos años. La presencia de nobles en las logias fue tan abrumadora y decisiva que a ellos se debe la creación de los llamados altos grados masónicos y buena parte de los usos y normas de la masonería actual. Fue un notable hallazgo el que en 1717 una asociación civil asumiera como finalidad la mera reunión fraternal de personas de toda religión, raza o clase social y que, convencidos de la existencia de Dios, acordaran debatir sobre todo tipo de asuntos relacionados con el mundo del pensamiento, el arte, la filosofía, en fin, la cultura, con prohibición expresa de tratar asuntos políticos o religiosos. Entonces ¿por qué fue prohibida en numerosos Estados y fue condenada por diversas confesiones religiosas? ¿Acaso por su juramento de secreto o por conspirar con la oculta finalidad de imponer una República Universal al servicio de la franc-masonería? Lo cierto es que, durante los siglos XVIII y XIX, fueron masones numerosos monarcas de Europa y buena parte de la nobleza titulada que ocupaba los más altos cargos políticos. Igualmente, eran masones cientos de sacerdotes católicos, muchos de ellos cardenales y obispos. Entonces ¿cómo imaginar que tales monarcas, como jefes de Estado de sus respectivos territorios, pudieran participar en una revolución que buscaba destronarles? ¿Qué sentido tendría que los obispos masones se prevalieran de su posición en la diócesis para conspirar contra la Iglesia, es decir contra sí mismos? De la mano de la alta nobleza integrada en las logias masónicas se estudian diversos acontecimientos históricos que fundamentan el denominado discurso antimasónico de la conspiración contra el Trono y el Altar. La decisiva influencia de la alta nobleza en la dirección y cuadros directivos de las principales Obediencias masónicas europeas proporciona nuevos elementos de juicio sobre acontecimientos decisivos de la historia moderna como, por ejemplo, la influencia de las logias en el desarrollo de la Ilustración, en la Revolución francesa, la expansión del liberalismo, la unidad de Italia, diferentes revoluciones y golpes de Estado en Polonia, Rusia, Portugal, España, etc., atribuidos, sin más, a la masonería¿ Para muchos, la masonería fue una sociedad secreta al servicio de organizaciones republicanas, izquierdistas y anticlericales. No obstante, la presencia de nobles en las logias, con su perfil conservador, monárquico y católico, plantea una inquietante paradoja. En rigor, más que una sociedad secreta, fue una sociedad con secretos, con el mismo derecho a ellos que el que asiste a sacerdotes, periodistas, abogados, empresarios (secreto de confesión, secreto profesional, acuerdos de confidencialidad, patentes, etc.). Si incierta resulta la acusación de conspirar contra el trono, igualmente infundada es la acusación de pretender abatir los altares de la Iglesia. Avalan esta afirmación no solo los cientos de reyes y nobles titulados de confesión católica que militaron en la masonería sino, sobre todo, los cientos de sacerdotes católicos que ciñeron mandil en los siglos XVIII y XIX. Y sin embargo, había elementos en los rituales y en el secreto masónico, que justificaba las prevenciones de los Estados y de la propia Iglesia católica contra la masonería.