Gente como nosotros. Convivencia e impostura en el noroeste amazónico

  1. STANTCHEVA VOUTOVA, MARIA
Dirigida por:
  1. Manuel Gutiérrez Estévez Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 24 de noviembre de 2017

Tribunal:
  1. Jesús Adánez Pavón Presidente
  2. Óscar Muñoz Morán Secretario
  3. Montserrat Ventura Oller Vocal
  4. Gemma Orobitg Canal Vocal
  5. Juan Antonio Flores Martos Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La comunidad de Santa María de Mavacal se ubica en el Noroeste Amazónico venezolano, en el caño Caname del río Atabapo, dentro de la llamada Orinoquía venezolana y forma parte del municipio Atabapo del Estado Federal de Amazonas. La comunidad fue creada a finales de los años noventa del siglo veinte con el impulso salesiano, y coincidiendo su aparición con el inicio de la Revolución Bolivariana. Está formada por unas doce familias (setenta personas entre 2008 y 2011, fechas en las que realicé cuatro temporadas de investigación de campo de una totalidad de quince meses) de las etnias kurripako, baniva, baré, warekena y ñengatú, formando una especie de torre de Babel, según la describen sus propios habitantes. Emigrantes de tres países distintos y huyendo de pasados problemáticos con guerillas o por casos de brujería, las familias que han elegido vivir en Mavacal representan un interesante ejemplo de convivencia. Una convivencia de gentes que no comparten pasado, idioma o comunidades de origen. Pero sí el deseo de una vida tranquila, agradable y sabrosa, compartida entre todos. La idea de hablar de convivencia, surgió del deseo de explicar de qué manera se relacionan los habitantes de Mavacal con su entorno. Una relación de igualdad, donde mantienen su papel y posicionamiento de sujeto activo en las relaciones, sea éstas de carácter político, religioso, globalizado, o bien, inter-ontológico. En esta amplia red de contactos con otras gentes, pertenecientes a otros mundos y contextos, los habitantes de Mavacal se mantienen y defienden su papel activo de sujeto. En un ambiente amazónico donde las subjetividades y el estado de humanidad fluctúan y se extravían con facilidad, donde la humanidad está en juego (Vilaça 2016), mis anfitriones reafirman su propia humanidad apostando por la del otro, su máwari: aquel a quien llaman gente como nosotros. La persona propiamente dicha, la persona maipure-arawak, es producida con los esfuerzos colectivos de toda la familia y sociedad ¿algo que le convierte en propiedad de los demás, cuyo producto es¿ mientras que el máwari, ese ser con apariencia de delfín rosado del Amazonas (Inia geoffrensis humboldtiana), de culebra o de persona sin ombligo, es re-producido como alguien igual a uno, como un semejante, uno como nosotros. Producción vs. reproducción de gentes, los propios y los impostores, en un complejo sistema de relaciones llevadas a cabo en la soledad del río o del monte y sin contar, por tanto, con la confirmación de la mirada de un tercero, de un congénere. En medio de esta soledad uno puede mantenerse como sujeto consciente y activo, dueño de sí mismo, tan solo a medida que su interlocutor sea reconocido como gente como nosotros. La convivencia, pues, para las personas maipure-arawak de Mavacal tiene múltiples caras, algunas de ellas impostadas, engañosas. La convivencia y las relaciones afectivas ¿y a veces sexuales¿ con la otra gente, la que se ve como nosotros, los máwari, es el tema principal en torno al cual explicaré cómo se produce la persona propia en relación con su otro similar, el impostor.