El pseudo-dionisio areopagitadesde la hierarchia hasta la theologia
- TAVOLARO, ANGELO
- Michele Abbate Director/a
- Miguel Herrero de Jáuregui Director
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 18 de junio de 2014
- Gianfranco Fioravanti Presidente/a
- Ernesto Sergio Mainoldi Secretario/a
- Pietro B. Rossi Vocal
- Miguel Herrero de Jáuregui Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Poco después del Concilio de Calcedonia, el emperador Zenón (425-491) emitió el llamado Henotikon -482-, intento de conciliación- entre el monofisismo eutiquiano y la doctrina ortodoxa, tratando de apaciguar las diferentes facciones. Esto no fue suficiente para resolver disputas. Esta línea leve fue superada por el emperador Justino I (518-527), quien derogó el Henotikon (en 519, por la excomunión del patriarca Acacio, quien lo había planeado) y sobre todo por su sobrino y sucesor Justiniano (527-565), quien convocó la reunión, lo cual precisamente pasaría a la historia como Collatio cum Severianis (532).Antes de la reunión, los obispos monofisitas, que se reunieron alrededor de la figura de Severo de Antioquia, anticiparon sus motivos en una carta al emperador, poniendo su fe en la única naturaleza divina de Cristo apoyándose en el testimonio de Dionisio el Areopagita. Los representantes de la facción contraria les acusaron no sólo de ser apolinaristas, sino que, por boca de Hipatio de Éfeso, también pusieron en duda la veracidad de los testimonios. Al hacerlo, apareció por primera vez en la historia Dionisio Areopagita, juez del Areópago convertido por Pablo durante su viaje a la ciudad de Atenas (At. 17, 16-18) se han transmitido cuatro tratados y un epistolario. El valor estético del lenguaje dionisiano surgió ya en la época iconoclasta (VIII sec.).El esfuerzo del autor para dar un tono superlativo a todo su discurso, en paralelo con la arquitectura bizantina, parece dar cuenta de la estructura del Corpus y viceversa. Más vinculante todavía es la comparación con la iconología de la misma época que parece incorporar, en la forma de imagen, lo que la palabra en el CD incorpora segun letras y sílabas. La fuente principal es la de Proclo Licio Diadoco que, como la historiografía enseña, es la fuente primaria del autor. Lo correspondiente metodológico y epistemológico de su doctrina metafísica es un simbolismo hecho de dos métodos distintos; la realidad divina se puede representar solamente por symbola y puede ser entendida sólo por los iniciado, mientras que los simpliciores pueden acercarse a la verdad más simple y lineal, que se expresa a través de eikonas. El autor del CD construye sus jerarquías precisamente inspirándose en estos dos principios que rigen la estética procliana, lo simbólico y lo icónico. CH se basa en las imágenes de las Escrituras mientras EH se basa en los símbolos (sacramentos o actos rituales) litúrgicos.Las imágenes de la Escritura son absurdas, complicada y obscenas y hacen referencia a un modelo que está fuera de ellas, al igual que los mitos simbólicos de Proclo, mientras que los símbolos de la EH son de miméticos y llevan en sí mismos su propia causa-modelo. De esta manera Dionisio convierte en sentido procliano la teología cristiana. Gracias a la contribución neoplatónica, por lo tanto, Dionisio es capaz de; crear un método exegético que podría definirse -simbolismo ontológico- y que supera la secular oposición alegorísmo-literalismo, Alexandria-Antioquia; delimitar el espacio del evento angelical sólo a la Escritura, haciendo un trabajo de excepcional selección de la tradición patrística anterior, alejando la confusión que reinaba dentro de las órdenes angélicas abogada por cierto origenismo; de tal manera él fundó, también gracias al arsenal neoplatónico, la angelología como ciencia finalmente independiente de la antropología y la teología; refundar el espacio sub-lunar (para usar un término aristotélico que mal se adapta al platonismo del autor) como un espacio únicamente humano, dejando de lado la especulación naturalística e identificando al mundo con la jerarquía eclesiástica; contraviniendo así al fundamental asunto neoplatónico según el que la simplicidad (en oposición a la fragmentación del múltiple) es propio exclusivamente de las esferas divinas, señala a la Iglesia como una obra de arte , basada como está en los símbolos que tienen su propio arquetipo (divino) dentro de ellos.