El escultor Alejandro Carnicero (1693-1756)
- María del Socorro Salvador Prieto Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 11 de mayo de 2011
- Francisco José Portela Sandoval Presidente
- José Manuel Cruz Valdovinos Secretario
- Alfonso Pleguezuelo Hernández Vocal
- Jesús Urrea Fernández Vocal
- María Concepción García Gaínza Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Alejandro Carnicero Miguel (1693-1756) nació en Íscar (Valladolid). Su formación se produjo en Salamanca junto a José de Larra Domínguez (h. 1665-1739), cuñado de José Benito, Joaquín y Alberto de Churriguera, para quienes trabajó como escultor y a c uyo círculo Carnicero se mantuvo ligado durante toda su vida. A través de su aprendizaje junto a Larra, Carnicero asimiló una serie de influencias que determinaron su manera de hacer, en la que se advierte de forma especial el peso de Gregorio Fernán dez (1575-1636), atemperado por los logros de la nueva orientación cortesana, favorecida por los artistas italianos y franceses que llegaron a España a principios del siglo XVIII para trabajar en las obras reales, lo que vincula la producción de Carn icero al sentimiento cortesano, en ocasiones próxima al gusto rococó por su elegancia y refinamiento. Desde el comienzo de su maestría, obtenida en torno a 1715, el vallisoletano, establecido en Salamanca, demostró igual habilidad en el trabajo en pi edra y en madera, iniciándose también por esos años en la práctica del grabado a buril, evidenciando desde muy temprano su especial versatilidad como artista. A finales de la tercera década del siglo ya estaba considerado como el mejor escultor de la ciudad del Tormes junto a su maestro Larra, según demuestran las obras trabajadas tanto en Salamanca como en las provincias de Valladolid y Cáceres. También en esas fechas fundó la Congregación de artistas de San Lucas, que reunió buen número de los escultores, pintores, doradores, ensambladores, tallistas y maestros de obras de la ciudad, contándose entre sus cometidos la defensa de los privilegios de sus profesiones como actividades intelectuales, algo por lo que Carnicero fue reconocido en s u época y reclamado desde otras provincias españolas, lo que le sitúa plenamente inmerso en el ambiente artístico que le tocó vivir. A mediados de 1733, una dolencia provocó su trasladó a Valladolid para ingresar en el Hospital de Dementes, en el que permaneció durante unos meses, tras de los cuales decidió establecerse en la ciudad del Pisuerga, donde abrió un activo taller del que salieron esculturas tan destacadas como el San Miguel Arcángel titular del hospital de Nava del Rey (Valladolid), que puede considerarse una de sus obras maestras por su arriesgada composición y belleza. A finales de 1738 ya había regresado a Salamanca, iniciándose el periodo de su madurez profesional. En ese momento domina el panorama escultórico de Salamanca y