Focos rojos y giros negros en Méxicodesnaturalizando las prácticas eróticas en un contexto institucional frágil

Resumen

Las prácticas eróticas, en la medida en que son productos de autoría humana, son mercancías culturales: nos cuentan algo sobre el mundo y, además, soportan una batería no sólo iconográfica sino también simbólica. Anthony Giddens dice en relación a esto que se señala que la sexualidad y sus prácticas producen placer -o al menos la promesa del mismo-, por lo que entonces proporcionan una ventaja para los bienes de mercado, y esto no es poca cosa en una sociedad capitalista. En México se han importado prácticas y modas eróticas y, se han organizado ferias domésticas para promocionar el erotismo, a partir de la década de los noventa. En este estudio se presume que el periodo del que se trata no es meramente anecdótico, pues está inserto epocal mente en una ola de más amplio espectro. Se han procurado encadenar los programas de ajuste en un esquema de apertura comercial. Bienes, servicios y productos culturales se incorporarían al torrente de los flujos de mercados, que para el caso de México, en la economía norteamericana tendría su principal paradigma. Empero, las instituciones formales e informales no fueron un motivo de preocupación suficiente. No es el propósito de este trabajo reflexionar sobre las consecuencias económicas de dicho déficit. Más bien, advertir que dichos vacíos institucionales tendría alcances insospechados, pues reposan en el ámbito de lo privado¿ en el ámbito de la intimidad, del erotismo. Y parafraseando a Bourdieu, la violencia simbólica naturalizada en las prácticas se reproduce con la anuencia de quien la padece. El presente estudio intentaría dar voz a dichos padecimientos. ¿A quienes, -como reza una de las dedicatorias-, cuando se quitan la ropa se abrigan con sus sueños?