La Iglesia y el Obispado de Córdoba en la Baja Edad Media (1236-1426)

  1. SANZ SANCHO, ILUMINADO
Zuzendaria:
  1. Miguel Ángel Ladero Quesada Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad Complutense de Madrid

Defentsa urtea: 1988

Epaimahaia:
  1. Emilio Mitre Fernández Presidentea
  2. M. Concepcion Quintanilla Raso Idazkaria
  3. Luis Suárez Fernández Kidea
  4. Angel Riesco Terrero Kidea
  5. Manuel Recuero Astray Kidea

Mota: Tesia

Teseo: 18658 DIALNET

Laburpena

Al día siguiente de la conquista de Córdoba por el rey Fernando III el santo, el 29 de junio de 1236, se inicia el proceso de sustitución de la anterior sociedad islámico-andalusí por la nueva sociedad castellana en el reino de Córdoba, cuyos primeros repobladores deben dotarse al menos de las estructuras sociales e institucionales imprescindibles para su vida social. Entre ellas la iglesia local. Por esto el estudio de esta iglesia debe contribuir a un mejor conocimiento de la nueva sociedad instalada, que reproduce en esencia las estructuras de la sociedad castellana de la que procedían en su gran mayoría los miembros que la componían. Los dos primeros siglos a partir de esta fecha constituyen un periodo privilegiado para estudiar los orígenes y primeras evoluciones de esta nueva sociedad mediante el conocimiento de la iglesia local, de sus personas, instituciones y funciones, con las finalidades y métodos de la historia social. Las fuentes han permitido un estudio satisfactorio de los marcos geográficos y de las instituciones esenciales de la iglesia para el desempeño de su finalidad esencial, el episcopado y la parroquia, pero también el conocimiento de los grupos que conformaban el estamento clerical, verdadero microcosmos que reproducía a escala y con ciertos matices la estratificación socioeconómica de la sociedad cordobesa a la que pertenecían, y de las interacciones e influencias entre la iglesia y la sociedad local, así como de las bases económicas que posibilitaron las funciones sociales desempeñadas por la iglesia local. De este modo la historia de la iglesia renovada, sin perder sus objetivos tradicionales, adquiere mayor riqueza y se pone al servicio de la historia general. Corresponde al lector valorar las aportaciones ofrecidas en los ordenes más variados.