Mariano Salvador Maella

  1. MANO MORA, Jose Manuel de la
Dirigida por:
  1. Jesús Urrea Fernández Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 06 de febrero de 2009

Tribunal:
  1. Jesús Gutiérrez Burón Presidente
  2. Jesús Cantera Montenegro Secretario
  3. Felipe Pereda Espeso Vocal
  4. Arturo Ansón Navarro Vocal
  5. Manuela B. Mena Marqués Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 108940 DIALNET

Resumen

El pintor Mariano Salvador Maella (Valencia, 1739- Madrid, 1819) disfrutaría de una intachable sucesión de cargos palatinos hasta alcanzar esta máxima distinción de Primer Pintor de Cámara, en el intervalo de más de medio siglo a través de los reinad os de Carlos III, Carlos IV, José I y Fernando VII. No obstante desde el instante mismo de su muerte la trascendencia de su figura se vio sumida en una auténtica nebulosa historiográfica, eclipsada por la arrolladora personalidad de Francisco de Goya . Esta tesis se decidió articular en dos extensos apartados, el primero de ellos conformaría el análisis de la actividad de un Pintor de Cámara sirviéndonos de Maella como hilo conductor y el segundo constituiría el catálogo razonado de toda la obra del valenciano. Con esta voluntad, en el gran capítulo inaugural se decidieron arbitrar un par de secciones que corresponderían por un lado a la ortodoxa formación de un pintor y por otro a las principales facetas en los casi contractuales compromiso s de un artista en nómina del monarca. En la España del siglo XVIII el principal mecenazgo emanaba sin lugar a dudas del monarca y a partir de ahí se extendía hacia todos los estamentos de la corte. Ante este horizonte la única manera de que un pint or se asegurara unos ingresos a través de una continuidad de comisiones, tanto dentro como fuera del ámbito de palacio, sería llegar a entrar en nómina de la corona. Muy pocos pinceles en la centuria enciclopedista pudieron sobrevivir al margen de es te patrocinio regio, a excepción quizás de Luís Paret. En el Siglo de las Luces este artístico cursus honorum hacia la dignidad de Pintor de Cámara, se instaura oficiosamente en base a un reglado proceso que entrañaba su tránsito por las aulas de San Fernando, por algún tiempo en Italia y finalmente por los preceptos de Mengs. Para el análisis de esta estricta sucesión de méritos el caso ejemplarizado por Mariano Maella se erige en un fascinante prototipo, al verificarse todos y cada uno de los peldaños en este ascenso cortesano.