Dante y la imaginación agenteel "narrador" de la "Commedia" y la transparencia perfecta de la profetología árabo-judia
- NAVA MORA, FRANCISCO AUGUSTO
- Juan Varela-Portas de Orduña Director
- Amparo Alba Cecilia Directora
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 12 de enero de 2016
- Francisco Javier Fernández Vallina Presidente
- Chiara Cappuccio Secretaria
- Joan Ferrer Costa Vocal
- Raffaele Pinto Stanziano Vocal
- Eduard Vilella Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
Nuestra indagación trabaja en dos líneas: 1. en la de la profetología -es decir, en la de la teoría acerca del estatuto gnoseológico del don profético- y 2. en la de una cultura filosófica racionalista, común a cristianos y a judíos, usada con fines místicos y "antropológicos" -es decir, en la búsqueda de perfección del ser humano. En el primer caso, hablamos exclusivamente de la profecía natural ¿proveniente de la tradición árabe¿, la cual, en ámbito cristiano y judío de los siglos XIII y XIV, se difundió a través de la Guía de perplejos de Maimónides; este tipo de profecía, en cuya transmisión fue decisiva la traducción latina de dicha obra, la adoptaron, con variantes, algunos autores que forman parte de la cultura de Dante, señaladamente Alberto Magno, en ámbito cristiano, y Yehudá Romano y Abulafia, en ámbito judío. En el segundo caso -el de una cultura filosófica común- se trata de una formulación sacralizada bajomedieval que instrumentaliza ¿a través del estudio y la aplicación de determinada exégesis -un modelo de demostración averroísta acerca de la condición de posibilidad del pensamiento: el instrumento de demostración científica se convierte en una propedéutica de salvación-, es decir, un instrumento de perfeccionamiento personal y civil de carácter místico. La filosofía que sustenta este modelo -la noética de Averroes-, junto a su instrumentalización exegética, fue parte fundamental del clima cultural en el que se desarrolló la obra de Dante, en ámbito europeo, italiano y, en particular, florentino. Y aunque no hay una sola manera de definir a la mística, entiéndase en nuestro trabajo que mística -en concreto la llamada -mística averroísta- (término introducido por Bruno Nardi) es un tipo especial de operación racional que, indagando sobre el mismo proceso del raciocinio, lleva a una comprensión de orden superior, en donde se colma el más alto deseo de conocimiento, y por lo tanto, de felicidad y perfección deparada al ser humano ¿de acuerdo a un conocido principio de la Ética aristotélica. La mística y la búsqueda de perfección, en este caso, forman parte de las mismas aspiraciones racionalistas que se materializaron en un modelo de demostración: el de la condición de posibilidad del pensamiento, que es el de que la transparencia ¿y no la luz¿ es la condición de posibilidad de la percepción visual. Cabe explicar que el modelo de demostración ¿vinculado al concepto fundamental de imaginación agente¿ enriqueció una exégesis bíblica de los siglos XIII y XIV cuya deriva alegórica, racional y muy atenta al naturalismo del sentido literal, fue adaptada por Dante. En ese sentido, cabe también aclarar que la exégesis de Dante y la de los dos autores judíos ¿Yehudá Romano y Abulafia¿ son comparables sólo en el ámbito de cierta convergencia de recursos exegéticos. Con las herramientas filológicas de la Asociación Complutense de Dantología, en nuestro trabajo ha sido necesario distinguir la experiencia del narrador de la Commedia (recipiente y traductor del sueño profético) de la de su correlato en la peripecia, es decir, el viator (el producto de dicho sueño, envoltorio semántico de un signo); lo anterior con el fin de demostrar, en el narrador (o profeta-intérprete), la presencia de una exégesis que desarrolla el paradigma mencionado. Nuestra indagación explica, en suma, cómo ese paradigma era un modelo de explicación naturalista, y no por recurrir a un fenómeno físico, sino porque ese modelo ¿o cualquier modelo científico¿ servía, en ciertos círculos intelectuales bajomedievales, como instrumento para explicar lo que para ellos era un fenómeno natural: la intelección. Para los pensadores judíos de la Italia de finales del siglo XIII y principios del XIV, y para el mismo Dante, la percepción visual era un `órganon¿ que era usado para poner en evidencia el juego de espejos que significa pensar y, al hacerlo, conseguir un tipo de perfeccionamiento intelectual que era la más alta aspiración de la especie (Guía II, 36).