La desgarradura constitutiva de la pintura moderna en Georges Didi-Huberman

Resumen

Esta tesis pretende dar con una categoría estética capaz de definir lo moderno en las Bellas Artes. El concepto de imagen desgarrada como muerte de Dios encarnada (déchirure comme mort de Dieu incarnée) ha sido analizado a partir de los estudios sobre la imagen artística del filósofo e historiador del arte francés Georges Didi-Huberman, profesor en L'Ecole des Hauts Études en Sciences Sociaux de París (EHESS). Traslado al ámbito de la pintura sus conclusiones sobre la imagen en la época de la reproductivilidad técnica, esta tesis plantea la desgarradura como la huella de una ausencia de sentido trascendente que, en última instancia, es la muerte de Dios, consecuencia directa de su encarnación material en Cristo, y que ha afectado a toda una antropología de la imagen como memoria del ser mortal. Esta línea de pensamiento estético melancólico, en la medida en que se constituye como la experiencia moderna de una pérdida sustancial de sentido, sucede siempre que un símbolo de la eternidad se transforma en alegoría de la muerte o vanitas de la existencia, actualizándose en los síntomas de cuerpos encarnados, luego amenazados de muerte. Para analizar el desgarramiento de la pintura se ha hecho necesaria una genealogía del concepto de Encarnación, a partir de la inconografía de la Anunciación, donde la transubstanciación de Cristo fue descubierta por Didi-Huberman en el pan de color informe de Fra Angelico, pero también las venus abiertas por Botticelli o en la sangre de la encajera de Vermeer. Era necesario, por tanto, descubrir esta mácula del Pecado Original en la pintura figurativa contemporánea, que constituye la sustancia de la pintura de Francis Bacon, Lucian Freud, o Jenny Saville, y toda una escuela de la desgarradura. Gracias a la inconografía fotográfica de la histeria en los archivos clínicos de la Salpetrière Didi-Huberman ha hecho posible pensar la puesta en crisis del cuerpo desagarrado como la figuración fantasmagórica del síntoma, logrando conectar así la nueva figuración con la vieja teoría neumática del alma encarnada.