La armada en 1898. Un enfoque integral

Resumen

El Poder Naval de una nación, consecuencia inmediata de su Política Naval, se mide por el producto de tres factores. Los buques, las bases navales y la moral y adiestramiento de sus dotaciones. Cuando uno de los factores del producto es cero o se aproxima a este número, el valor total de la multiplicación es cero, o se acerca a este valor. Lo sucedido a la Armada Española durante el año de 1898 no se debe a una sola causa, pero el valor del Poder Naval se acercó peligrosamente a cero. Esta cuestión no se puede achacar únicamente al posible mal gobierno de los Ministros del ramo, con unas Políticas Navales poco acertadas, que no acabaron de definir ni los buques necesarios, ni de concretar el tejido industrial que nuestra nación necesitaba, ni de adiestrar correctamente a nuestras dotaciones, ni de paliar la falta de recursos materiales, económicos y de personal. Tampoco se puede achacar el desastre únicamente a los mandos de las Escuadras perdidas en estas jornadas. Esta situación fue una suma dolorosa de acontecimientos y situaciones, entre los que, no cabe duda, tuvo una influencia crucial la consecución de una Política Naval poco firme y clara, la falta de liderazgo en todos los niveles de nuestra nación y la falta de unos objetivos claros y definidos al comenzar las operaciones. El esfuerzo realizado por la Armada como institución y todos sus miembros fue ingente, y no se debe entender aislado. Forma parte del esfuerzo superior marcado por las grandes líneas políticas de cada uno de nuestros Gobiernos. Por ello, se hace necesario encuadrar esa actuación y ese esfuerzo en la Política General del Estado y promover un enfoque integral de la cuestión para poder llegar a conclusiones que permitan entender lo sucedido en 1898 en toda su dimensión.