Satisfacción equitativa y justa indemnización a la jurisprudencia del tribunal europeo y de la corte interamericana de derechos humanos

Resumen

El objeto de la investigación, analizar las diferencias entre la satisfacción equitativa y la justa indemnización en el ámbito de la jurisprudencia del Tribunal Europeo y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El marco jurídico en el que se hacen referencias explícitas al núcleo de estudio son, por un lado, el Art. 41 del Convenio Europeo (1950), y por otro, el Art. 63.1 de la Convención Americana (1969). El análisis comienza con los argumentos generales sobre la satisfacción equitativa y la justa indemnización, delimitándose, al ámbito de la responsabilidad y las obligaciones que se impone al Estado en el marco de una adecuada reparación. Por otra parte, se examina la estructura orgánica del sistema europeo de Derechos humanos, el Consejo de Europa como referente institucional, el Tribunal Europeo como órgano jurisdiccional de protección de los derechos y libertades hasta el Comité de Ministros que ejerce la función de ejecución de las sentencias emitidas por el Tribunal, además, se elabora una clasificación de la satisfacción equitativa que comprende, el daño material, el daño moral la situación especial, los gastos y costas, y termina esta parte, con las fases en el proceso ante el Tribunal de Estrasburgo. Asimismo, continúa, el análisis con la Corte Interamericana de Derechos Humanos como garante para otorgar la justa indemnización, como se hizo símil al anterior, estudiando en éste caso la estructura orgánica del sistema interamericano de Derechos Humanos, desde la Organización de los Estados Americanos como referente institucional, la Comisión interamericana hasta la Corte Interamericana como órganos de protección de los Derechos Humanos, así también la clasificación de la justa indemnización o reparaciones que serían el daño material, el daño inmaterial, otras formas de reparación, las costas, honorarios y gastos, y las fases en el proceso ante la Comisión y la propia Corte de San J