Formación ótica y recesos hipotimpánicos

  1. GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, CRISTINA
Dirigida por:
  1. Juan Jiménez Collado Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 19 de octubre de 2006

Tribunal:
  1. José Francisco Rodríguez Vázquez Presidente
  2. José Ramon Mérida Velasco Secretario
  3. Indalecio Sánchez-Montesinos García Vocal
  4. Manuel Rosety Plaza Vocal
  5. María Angustias Palomar Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 136105 DIALNET

Resumen

En nuestro trabajo de investigación, base de la tesis doctoral, hemos estudiado el mecanismo morfogenético del órgano auditivo. Han sido muchos los autores a lo largo de la historia que se han encargado de su estudio, pero pocos los han hecho de manera secuencial y cronológica. Hemos revisado 34 embriones humanos, pertenecientes al Instituto de embriología Prof. Jiménez Collado de la Universidad Complutense de Madrid, tal vez una de las mayores cifras hasta el momento, con el fin de aportar criterios originales a este interesante problema del desarrollo. De estos han sido revisados 24 embriones, por ser los más representativos. Tras la revisión y análisis de estos embriones hemos llegado a varias conclusiones que están reflejadas en la tesis doctoral. A modo de resumen podemos decir que: El órgano auditivo comienza su desarrollo en embriones de 1,7 mm (estadio 9 de O'Rahilly), con relación de práctica continuidad con el romboencéfalo en la fase de saco otico que será favorecedora del proceso inductor romboencéfalico. A así mismo, hemos comprobado como la arteria estapedia, rama de la arteria carótida interna, en embriones a partir de 10,2 mm penetra en el mesenquima presuntivo estapedial, organiza y estructura el estribo. También hemos comprobado que los pliegues II y III son el mecanismo morfogénetico para la diferenciación del utrículo y sáculo (tabique utriculo-sacular). En nuestras observaciones el cartílago de Meckel se continua con el Martillo, no así con el Yunque. En embriones de 16-18 mm, el estribo aparece ya individualizado con su forma característica, hundido en el receso de la nuestra y en contacto con el que será en su día el ligamento anular. La cavidad timpánica la interpretamos formada a partir de la tuba faringotimpánica que progresa desde su aparición en embriones de 16-18 mm.