El ballet prerromántico en Madrid (1787-1833)

  1. Stepanova, Tetyana
Dirigida por:
  1. Emilio Francisco Casares Rodicio Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 18 de diciembre de 2018

Tribunal:
  1. Elena Torres Clemente Presidenta
  2. Inmaculada Matía Polo Secretaria
  3. María Encina Cortizo Rodríguez Vocal
  4. Guadalupe Mera Vocal
  5. Antonio Martín Moreno Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

La tesis doctoral El ballet prerromántico en Madrid (1787-1833) explora la existencia de esta vertiente del ballet europeo en los teatros de la capital española a finales del siglo XVIII y el primer tecrio del siglo XIX. El reabrir del Teatro de los Caños del Peral de Madrid en 1787 supuso un cambio importante en la vida teatral de Madrid, se reiniciaban las temporadas regulares en un teatro municipal que tomaba como modelo el teatro de la ópera italiana. Ello significaba que un elemento imprescindible en los espectáculos también se representaría: los ballets. El ballet en estas fechas del siglo ya se emancipó de la ópera, aunque todavía en la mayoría de los teatros de Europa se representaba antes, después o entre actos de la ópera. En Madrid el mismo modo de funciones seguían empleándose hasta finales de 1797, cuando incorporaron una tercera compañía, la de cómicos españoles. Desde entonces el teatro se encaminó a un destino que cristalizó en el siglo siguiente, formando su propio estilo a partir del ballet de la tradición europea. Domenico Rossi, discípulo de Jean-Georges Noverre y conocedor de la obra de Gasparo Angiolini, siendo bailarín, coreógrafo, director del Teatro de los Caños del Peral y posteriormente su empresario durante las trece temporadas a finales del siglo XVIII, representó un gran numero de las obras maestras del ballet europeo. Fue la época en la que el público madrileño acudió a las creaciones del mismo Rossi, sus maestros o de coreógrafos tan significativos como Jean Dauberval o Pierre Gabriel Gardel y también de bailarines coreógrafos con talento como Carlos Augusto Favier, Salvatore Viganò, Giovanni Monticini, Jean-Pierre Giraud, Alexis Huard y André-Jean-Jaques Deshayes. No obstante la situación financiera de la empresa de Los Caños del Peral fue extremadamente complicada tanto por su gestión como por la realidad vivida en España y en toda Europa. La Revolución Francesa, guerras, crisis económica, devaluación de papel moneda, culminando con un creciente espíritu nacionalista aceleró la decisión del rey y del gobierno en 1799 de cerrar el teatro y expulsar a los extranjeros con una dura prohibición de actuar en España. La orden se cumplió solamente en Madrid, no obstante fue suficiente para alterar la herencia de las trece temporadas y no recuperarse en décadas. En el primer tercio del siglo XIX el ballet prerromántico de Madrid estaba intentando sobrevivir. Finalmente se formó un nuevo estilo coreográfico muy particular el cual no existió en Europa, la fusión de lenguajes del ballet y de la danza española. Constatamos el anhelo del público madrileño por los ballets y la pasión de los coreógrafos extranjeros afincados en España intentando mantener este género músico-teatral en tiempos aún más complejos y confusos que a finales del siglo anterior. Entre los coreógrafos destacados que se asentaron están José Barbieri, Antonio Cayron y Juan Bautista Cozzer. Y de los que fueron contratados como artistas temporales, sobresalieron Armand y Bernardo Vestris, Francisco Lefebre, Giovanni Batista Barba, Louis Labottier y Mateo Alard. Aunque los primeros realizaron un trabajo sólido y arduo, los segundos trabajaron con aplicación dejando su impronta. Las tres partes de esta tesis indagan sobre el funcionamiento del Teatro de los Caños del Peral a finales del siglo XVIII, examinan la programación de dicho teatro entre 1787 y 1799 y de otros teatros madrileños del primer tercio del siglo XIX, analizan los ballets a partir de los libretos y partituras, cuando estas últimas existen, y ofrecen una propuesta para la reconstrucción parcial de un ballet desaparecido. Concluyendo con la afirmación de la presencia de la tradición del ballet en Madrid, en algunos momentos latente, pero existente y evolucionado a un modelo distinto.