El origen del mal en la apocalíptica judíaevolución, influjos, protagonistas

  1. García García, Esperanza Macarena
Dirigida por:
  1. Luis Vegas Montaner Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 19 de diciembre de 2018

Tribunal:
  1. Julio Trebolle Barrera Presidente
  2. Guadalupe Seijas de los Rios-Zarzosa Secretaria
  3. Joan Ferrer Costa Vocal
  4. Juan Pedro Monferrer Sala Vocal
  5. Natalio Fernández Marcos Vocal
Departamento:
  1. Lingüística, Estudios Árabes, Hebreos, Vascos y de Asia Oriental

Tipo: Tesis

Resumen

La presente tesis doctoral ofrece un análisis actualizado de las interpretaciones apocalípticas del origen del mal (ss. III a.e.c.-II e.c) a través del método histórico-crítico y una exhaustiva investigación documental. A tenor de la división en tres niveles de la apocalíptica propuesta por Hanson, esta tesis no sólo ha tomado en consideración aquellas fuentes apócrifas o qumránicas catalogadas como apocalipsis, sino también otros escritos de diferente género literario que muestran una escatología o cosmovisión acorde con este movimiento. A ellos habría de añadirse también el estudio de otras fuentes del ámbito judío, el Próximo Oriente Antiguo y el entorno helenístico que ayuden a una mejor contextualización de cada una de las propuestas abordadas. Así pues, bajo una perspectiva diacrónica y comparativa, el objetivo de esta investigación es proporcionar una descripción ideológica y literaria de las interpretaciones apocalípticas del origen del mal en la que se precisen sus posibles antecedentes bíblicos, las influencias derivadas del contexto helenístico en que nacen, su diálogo con otras corrientes judías y su evolución a lo largo de los siglos, con especial interés en los distintos protagonistas como agentes introductores del mal. La disposición de los capítulos de la tesis sigue una ordenación cronológica y temática. Tras una breve introducción, el primer capítulo aborda el origen celeste del mal, representado por el mito de los Vigilantes. Recogido por primera vez en el Libro de los Vigilantes, identifica el descenso de estos seres angélicos a la tierra como causa primera de la introducción del mal en el mundo. Utilizando motivos conocidos por la tradición bíblica y las mitologías del entorno como la rebelión celestial, la revelación de conocimientos ocultos o la existencia de gigantes, este relato etiológico se constituye como una de las tradiciones apocalípticas de mayor influencia, no sólo en obras posteriores del ciclo enóquico, sino también ajenas a este. El segundo capítulo se centra en el conocido relato de Adán y Eva como origen terrestre del mal. Las alusiones a esta tradición bíblica sirven tanto de etiología como de paradigma del mal, coexistiendo o compitiendo con el mito de los Vigilantes dependiendo de las obras. Jubileos, Apocalipsis de Abraham, 2 y 3 Baruc, 4 Esdras o Vida de Adán y Eva muestran interesantes variantes a este respecto. Mientras que una parte de los relatos apuesta por un énfasis en la responsabilidad humana ¿ ya sea subrayando el papel de la mujer o aludiendo a una inclinación innata del hombre al mal ¿ una segunda línea de desarrollo retoma el motivo del agente maligno sobrenatural, identificando el personaje de la serpiente con una figura satánica. El tercer capítulo ofrece una panorámica de las distintas variantes halladas entre los manuscritos del mar Muerto. Además de diferentes alusiones a los orígenes celeste y terrestre del mal, destaca la propuesta del Tratado de los dos espíritus. Caracterizado por una visión dualista de la realidad muy cercana al pensamiento iranio, propone una triple oposición entre bien y mal a nivel cósmico, ético y antropológico. Un planteamiento que deja su impronta en las obras qumránicas de carácter más determinista pero que choca, al mismo tiempo, con aquellos documentos centrados en la teología del pacto. En conclusión, las diferentes interpretaciones apocalípticas manifiestan una compleja composición en la que tanto la tradición judía como las influencias de su entorno helenístico juegan un papel fundamental. La amplia gama de variantes que estas propuestas presentan a lo largo del tiempo evidencia que su evolución no responde a una única línea de pensamiento. Diferentes interpretaciones coexisten en un mismo rango de tiempo, oponiéndose unas frente a otras, negándose, pero también combinándose y creando nuevas aproximaciones a la problemática. Un panorama acorde a la rica diversidad que el judaísmo presenta en torno al período del Segundo Templo.