Arte de acción en España. Análisis y tipologías (1991-2011)

  1. Baena Baena, Fernando José
Dirigida por:
  1. Isidro López Aparicio Pérez Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Granada

Fecha de defensa: 24 de junio de 2013

Tribunal:
  1. Rosa Brun Jaén Presidente/a
  2. María del Carmen Hidalgo Rodríguez Secretario/a
  3. Agustín Martín Francés Vocal
  4. Jaime Gonzalez de Aledo Codina Vocal
  5. Bartolomé Ferrando Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

A principios de los 90 una nueva generación de artistas españoles comenzó a realizar arte de acción. Ellos son los que lo han traído hasta el momento actual, en el que ya parece plenamente aceptado en nuestros circuitos artísticos. A lo largo de estos 20 años solo en raras ocasiones estos artistas han sido apoyados por la crítica o han contado con ayuda institucional. Los objetivos principales, pues, han sido evitar que la información referente al arte de acción de esta época se pierda junto con la memoria de sus protagonistas y poner en valor el arte de acción español del periodo mediante su inclusión en un marco teórico estructurado que muestre su diversidad y riqueza. Para abarcar el material recopilado fue necesario analizar los límites internos entre los diferentes modos del arte de acción y los que este mantiene con otras disciplinas artísticas y con el activismo, y dar unos primeros pasos para realizar una clasificación. Nos centramos en el análisis de las características formales. Futuros trabajos sobre el arte de acción deberían ocuparse de sistematizar las interconexiones entre los elementos formales y de estos con su contenido, de realizar un análisis conjunto de forma y contenido, de situarlos en contexto y de relacionarlos con sus condiciones de recepción de manera que se pueda concretar su valor artístico. Así pues, clasificamos las obras en base a tres criterios que a su vez funcionan como recursos metodológicos: 1) Situamos las acciones artísticas en el contexto de la acción en general. De entre todas las acciones nos interesan especialmente las voluntarias, las propias del arte, ya sean pasivas o activas, públicas o privadas, y cualquiera que sea su sentido. Siguiendo a Weber, diferenciamos, las acciones sociales en tradicionales, afectivas y racionales con respecto a valores y con respecto a fines, según la menor o mayor implicación racional. 2) Buscamos los límites internos del arte de acción (happening, performance, intervención, acción poética), y los externos con las otras artes y con el activismo social. Límites tan móviles que las definiciones y clasificaciones han de ser sometidas a un proceso de revisión constante, por lo que resulta fundamental estudiar cómo las obras se adaptan a ellos y cómo los superan. 3) Los elementos formales del arte de acción se han clasificado en base a la inclusión de casos concretos de acciones artísticas ya realizadas en seis categorías-recipiente. Con esta clasificación no se dice que una determinada acción pertenezca exclusivamente al grupo originado por un determinado criterio, modalidad y/o elemento en el que la hemos situado, solo se indica que tal característica está presente en tal obra de manera decisiva, la cual poseerá simultáneamente otras características que podrían haberla inscrito en otro u otros grupos o ser clasificada según otros criterios. Incluimos en cada clasificación varias obras para ejemplificar gradualmente los matices que se pudieran presentar y que permitan crear relaciones entre las distintas agrupaciones. Al estudiar los límites con las artes plásticas nos encontramos con el asunto capital de la condición efímera del arte de acción. Los residuos de este pueden ser desechables o pueden ser considerados como el fin último de la acción conteniendo condensado en sí mismos todo el proceso creativo. Así pues, nos ocupamos de los restos y del registro. En este último apartado hablamos de foto-performances, vídeo-performances y de las acciones que surgen del registro mismo, del archivo y de la edición. El estudio de los límites con las artes escénicas suscita los debates más peliagudos sobre la diferenciación entre performance clásica y performance escénica. Hablamos de la representación, la repetibilidad y la espectacularidad, y mostramos las confusiones y paradojas que se crean cuando llevamos al extremo estas diferenciaciones, de tal manera que no nos queda sino recurrir a la ética y a la profesionalidad para marcar distancias. Las características formales son clasificadas en seis compartimentos dedicados a: 1) El cuerpo (la presencia), analizado en cuanto al aspecto, gesto, movimiento y a la posible omisión de la presencia. 2) El espacio, analizado en cuanto a sus localizaciones y a las diferentes maneras de demarcarlo: posición de los objetos, movimientos del accionista, luces y sonidos, elaboración de escenarios, etc. 3) el tiempo, analizando la duración de las acciones, la acotación temporal, el timing, la repetición, etc. 4) El contexto (espacial, temporal y funcional). 5) Las cosas, analizadas atendiendo a su carácter de signo y de símbolo y a sus valores de uso y de cambio. Se ha establecido, asimismo, una clasificación según los objetos sean cosas inanimadas, medios tecnológicos, animales o personas., 6) Los roles de público y artista. El primero ha ido convirtiéndose paulatinamente en chamán, maestro de ceremonias, mediador u organizador, a la vez que los espectadores han tomado un papel cada vez más activo hasta llegar a ser copartícipes de la creación.