Buscando la cura de la mortalidadla humanización de la medicina. La medicalización de la humanidad

  1. Fernández de Mosteyrín, María del Sol
Dirigida por:
  1. Tomás Domingo Moratalla Director

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 14 de septiembre de 2018

Tribunal:
  1. Diego Miguel Gracia Guillén Presidente
  2. Ana Carrasco Conde Secretaria
  3. Cristóbal Loriente Zamora Vocal
  4. Fernando Broncano Vocal
  5. Diego Sánchez Meca Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Introducción: En el trabajo voy a investigar un pálpito que nos mueve y conmueve a buscar la curación de la muerte aun con la certeza de que morimos. Mi hipótesis inicial es que en el gesto de pensar sanar se expresa el valor del sentido humano. Trabajando en el Comité de Ética Asistencial de un hospital empecé a sospechar que nuestra razón de ser era cuidar la vida, y me atreví a pensar que nuestra historia, la historia occidental era metafóricamente como una historia clínica. Sin embargo, me parecía que la historia tenía abismos, traumas, misterios, por eso me he propuesto reconstruirla y comprender si en ella mostramos y demostramos este valor. Objetivos: El objetivo general es identificar y analizar el valor que en teoría define al ser humano y probar en la práctica la hipótesis que supone que su valor está en saber que muere y pensar sanar para transformar el sentido de la historia en una historia clínica. El objetivo teórico es revisar y reflexionar sobre la historia como historia clínica, primero dialogando con Kierkegaard y Nietzsche, porque van a pensar la condición humana como una enfermedad y van a proponer tratarla, y segundo dialogando con Buber y Heidegger, porque van a pensar y discutir cómo se responde históricamente al problema mortal. El objetivo práctico es analizar y pensar el experimento que en realidad puso a prueba el hipotético valor superior de la humanidad frente a la muerte y discutir cómo responde y evoluciona. Primero dialogando con Primo Levi, porque participa y da testimonio del experimento, y luego situándome en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI para analizar y discutir en qué estado nos encontramos actualmente. Resultados: Dialogando con Kierkegaard y Nietzsche y con Buber y Heidegger ha resultado que nos encontramos entre la indigencia y la morada, entre la inhospitalidad y la cura, y somos metafóricamente como bestias y ángeles, como gladiadores y cerdos. Con esta doble condición manifestamos angustia y desesperación, decadencia y delirio, angustia y nihilismo, seguridad e inseguridad, y los filósofos proponen tratarlas desarrollando un sentido metafísico. Dialogando con Primo Levi y otros testigos de la historia ha resultado que en la práctica el valor del sentido humano es ambivalente, porque al enfrentarse a la muerte no salva la vida, pues sufre una infección del alma y una enfermedad moral que impiden distinguir el bien del mal y hacen responder a la muerte con violencia y no con cuidado. No obstante, la condición humana que se ha reafirmado ha sido el deber de querer vivir para contarlo, sobrevivir moralmente y conservar el alma. Después del experimento, en la segunda mitad siglo XX y hasta la primera década siglo XXI la humanidad reafirma que su condición es alcanzar el grado máximo de bienestar físico, mental y social desarrollando la armonía en el mundo, y que este ideal es una metáfora. Finalmente, dialogando con Kathleen Raine, María Zambrano y Chantal Maillard, se ha sabido que para manifestar armonía hay que desarrollar un sentido poético. Conclusiones: La conclusión es que la historia y existencia humanas están marcadas por un pálpito que nos mueve a salvar la vida que muere, y para mantenerlo hay que cuidar y desarrollar el sentido de la armonía que aumenta y mejora la vida y reduce y evita el daño, porque así es posible experimentar el completo bienestar. Pero este sentido es metafórico, es una cuestión de fe y voluntad, de responsabilidad y conciencia. La salud es una cuestión poética y filosófica, no solo técnica y biomédica, pues para lograrla no siempre hay técnicas cuantitativas ni se pueden hacer juicios precisos. El sentido de la armonía es corporal y musical, mortal y moral, filosófico y biológico, científico y poético, técnico y anímico, y su integridad es lo que hay que seguir investigando.