Aportaciones de la arqueología al estudio del campo magnético terrestre durante la segunda edad del hierro

  1. S. A. Campuzano
  2. M. L. Osete
  3. A. Molina-Cardín
  4. J. Carmona
  5. F. J. Pavón-Carrasco
Libro:
Arqueología en el Valle del Duero: del Paleolítico a la Edad Media
  1. Martínez Caballero, Santiago (coord.)
  2. Cabañero Martín, Víctor Manuel (coord.)
  3. Merino Bellido, Carlos (coord.)

Editorial: Glyphos

ISBN: 978-84-944018-7-9

Año de publicación: 2014

Páginas: 161-174

Congreso: Jornadas de Jóvenes Investigadores del Valle del Duero (4. 2014. Segovia)

Tipo: Aportación congreso

Resumen

El estudio de la evolución espacial y temporal del campo magnético de la Tierra en el pasado es crucial para entender su generación en el núcleo externo e investigar la actividad solar, la producción de 14C y la posible relación entre el campo geomagnético y el clima. Las reconstrucciones del campo geomagnético pueden obtenerse mediante el estudio de estructuras arqueológicas calentadas y bien datadas (hornos, hogares, cerámicas, ladrillos, etc.). Con esta información se definen las curvas de Variación Paleosecular (PSVC en sus siglas en inglés), es decir, curvas que describen la evolución de los elementos del campo geomagnético (declinación, inclinación e intensidad) a lo largo del tiempo en una cierta región. La curva actual de Iberia abarca los últimos 3000 años, y está defi nida a partir de una base de datos escasa, distribuida además de forma inhomogénea tanto a nivel espacial como temporal, siendo los periodos más críticos (con menor cantidad de datos) el anterior a la época romana y el comprendido entre los siglos VI – IX d.C. El Grupo de Paleomagnetismo de la Universidad Complutense de Madrid ha desarrollado el arqueomagnetismo en España. Actualmente, nuestros esfuerzos se centran en intentar completar las zonas con mayor falta de datos en la curva de Iberia. Con este fi n, se han investigados dos yacimientos arqueológicos al norte de Portugal, Castelinho y Crestelos, cuyas estructuras datan de la Segunda Edad del Hierro. El potencial de la colaboración entre arqueólogos y arqueomagnetas es la clave para mejorar la técnica de datación arqueomagnética y definir la evolución del campo magnético en el pasado.