Insuficiencia respiratoria aguda

  1. de Miguel Díez, Javier
  2. Villar Álvarez, Fernando
  3. Gómez Nebreda, M. J.
  4. Álvarez Sala Walther, José Luis
Revista:
Medicine: Programa de Formación Médica Continuada Acreditado

ISSN: 0304-5412

Año de publicación: 2006

Título del ejemplar: Enfermedades respiratorias (VI)

Serie: 9

Número: 68

Páginas: 4351-4358

Tipo: Artículo

DOI: 10.1016/S0211-3449(06)74437-X DIALNET GOOGLE SCHOLAR

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Resumen

Concepto. Se acepta que existe una insuficiencia respiratoria cuando, respirando aire ambiente al nivel del mar, en reposo y en vigilia, la presión arterial de oxígeno (PaO2) es menor de 60 mmHg, lo que puede asociarse o no con una elevación de la presión arterial de anhídrido carbónico (PaCO2 > 45 mmHg). Cuando se produce en un corto espacio de tiempo o evoluciona de una forma rápida, en horas o días, sin dar tiempo a que se desencadenen mecanismos compensadores de adaptación, se considera que la insuficiencia respiratoria es aguda (IRA). Fisiopatología. Los mecanismos fisiopatológicos que pueden ocasionar una IRA aguda son los siguentes: a) una disminución en la presión de oxígeno en el aire inspirado, b) una hipoventilación alveolar, c) una alteración en la capacidad de difusión alvéolo-capilar, d) un desequilibrio en la relación entre la ventilación y la perfusión pulmonares (el mecanismo más frecuente) y d) la existencia de un cortocircuito de derecha a izquierda. Etiología. La IRA puede deberse a una gran variedad de procesos, tanto de localización intrapulmonar como extrapulmonar. Entre las causas más representativas se encuentran la neumonía, el edema agudo de pulmón y el síndrome del distrés respiratorio agudo. Clínica. Las manifestaciones clínicas de la IRA aguda son muy variadas. Dependen, por un lado, de las características específicas de la enfermedad causal y, por otro, de los síntomas y signos propios de la hipoxemia y, en su caso, de la hipercapnia. Diagnóstico. Una vez establecida la sospecha clínica de una IRA, la primera prueba a realizar es, si la situación del enfermo lo permite, una gasometría arterial basal. Gracias a ella puede confirmarse el diagnóstico sindrómico y efectuarse una primera valoración de la gravedad del proceso. Al mismo tiempo, debe ponerse en marcha una investigación etiológica, basada en las pruebas complementarias que se estimen convenientes en cada caso. Sólo así podrá establecerse un buen juicio pronóstico y llevarse a cabo el tratamiento más oportuno.