Del amor a Dios al Dios-Amor. Reflexiones sobre un problema unamuniano.

  1. López Molina, Antonio Miguel
Revista:
Pensamiento: Revista de investigación e Información filosófica

ISSN: 0031-4749 2386-5822

Año de publicación: 2009

Volumen: 65

Número: 243

Páginas: 143-160

Tipo: Artículo

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Referencias bibliográficas

  • En carta a E. Herrero Ducloux (enero 1906) declara Unamuno: «Después que terminé y eché al mundo a que lo corra mi Vida de don Quijote y Sancho, me puse a trabajar en un obra, mística acaso, en una conceptión religiosa, en un tratado del amor de Dios, en que arrancaba de la inanidad lógica de las supuestas pruebas de la existencia de Dios - pruebas que nada prueban - y buscaba la solutión por otro camino. Y meditando en el amor de Dios, que es compasión a Dios, a la conciencia del universo, al verla presa de la materia, y meditando en los más hondos y vitales problemas, me fui entristeciendo y me fue invadiendo la enorme pesadumbre de existir en el tiempo, la tristeza de tener conciencia». En «Malvido Miguel E., Unamuno a la busca de la inmortalidad», Ed. San Pio X, Salamanca, 1977, p. 252
  • Tratado del amor a Dios (1905-1908) constituye, sin duda, la primera versión de Del sentimiento trágico, pero sólo de algunos de sus capítulos, especialmente VII, VIII, IX y X. Véase, en este sentido, la reciente edición de las dos obras llevada a cabo por NELSON ORRINGER, Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos y Tratado del amor de Dios, Ed. Tecnos, Madrid, 2005. Aquí tenemos por primera vez una editión compléta y anotada del Tratado del amor de Dios
  • «Mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, aun a sabiendas de que no he de encontrarla mientras viva; mi religión es luchar incesante e incansablemente con el misterio; mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba al caer de la noche, como dicen que con Él luchó Jacob. No puedo transigir con aquello del Inconocible - o Incognoscible, como escriben los pedantes -, ni con aquello otro de "aquí no pasará". Rechazo el eterno ignorabimus. Yen todo caso quiero trepar a lo inaccesible». Mi religión, en Obras completas, tomo XVI (Ensayos espirituales y otros escritos), Ed. Afrodisio Aguado, Barcelona, 1958, pp. 118-119
  • Del sentimiento trágico de la vida en los nombres y en los pueblos, en adelante Del sentimiento trdgico, edición de Antonio M. López Molina, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1999, p. 189
  • Véase a este respecto mi trabajo «Filosofía como reflexión sobre Del sentimiento trágico de la vida», Introductión a Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1999, pp. 23-45
  • Para las relaciones entre Schopenhauer y Unamuno, remitimos al lector al interesante trabajo de RÁBADE OBRADÓ, A. I., «Sobre el irracionalismo: Schopenhauer y Unamuno», en Anales del Seminario de Metafísica, XXI (1986), pp. 41-57
  • Ibíd
  • En ese sentido, NURIA BARRIOS FERNÁNDEZ en su artículo La tragedia del amor unamuniano comenta lo siguiente: «El interés de Unamuno por la mujer está en función de la presencia constante de la imagen materna en el fondo, consciente o subconsciente de la memoria del hombre-hijo. Sólo le interesa la mujer en cuanto madre o en cuanto ser en el que late siempre en potencia la esencia materna. Por eso todos sus personajes masculinos y femeninos, en el fondo, sólo representan dos papeles: el hombre-hijo y la mujer-madre». En Anales del Seminario de Metafísica, XXI (1986), p. 124
  • En este sentido, P. Cerezo Galán comenta lo siguiente: «Pero Unamuno, como se va viendo, reinterpreta la metafísica del individuo de Schopenhauer en clave espiritualista, y transforma así el egoísmo en egotismo, es decir, el culto al interés biológico en culto al interés moral de reafirmar la propia conciencia, en cuanto productora de sentido. No fue ajena a esta transformación, como ya se ha indicado, la idea de Ritschl de que el egoísmo o interés por el yo tiene una raíz ético-religiosa. Querer existir como yo es quererse como centro de un universo pleno de sentido; quererse, por tanto, en aspiración a Conciencia universal». Las máscaras de lo trágico. Filosofía y tragedia en Miguel de Unamuno, Ed. Trotta, Madrid, 1996, p. 301